La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, desgranó ayer en Florencia algunas de sus propuestas sobre el "Brexit", sin alejarse un ápice de las filtraciones efectuadas durante los días previos. May pidió un periodo de transición de dos años, tras consumarse en marzo de 2019 la salida de la Unión Europea, durante los que Reino Unido seguiría sometido a la normativa comunitaria, lo que, entre otras cosas, implica que seguiría en el mercado único y mantendría la cooperación en seguridad.

"La duración de este periodo sólo estaría determinada por el tiempo que tardáramos en poner en práctica los nuevos procesos y sistemas", dijo May, quien precisó que entre estos "nuevos sistemas" se encontraría una nueva política migratoria cuya adopción "tardará un tiempo", pero que garantizará que los comunitarios podrán seguir viviendo y trabajando en Reino Unido, aunque inscribiéndose en un registro previo.

Respecto a la llamada factura británica, May confirmó que Londres seguirá contribuyendo al presupuesto de la UE como mínimo hasta 2020, aunque sin descartar seguir haciendo aportaciones más allá de esa fecha. Aunque esta misma semana se había avanzado que May estaba dispuesta a pagar una factura de 20.000 millones de euros, la primera ministra no se refirió a ninguna cifra precisa, aunque aseguró que algunas de las barajadas son "exageradas". Los cálculos informales que ha adelantado hasta ahora la UE sobre la factura oscilan entre los 60.000 millones y los cien mil millones de euros.

El tercer punto clave de la intervención de May fue adelantar que su Gobierno garantiza que los tribunales británicos admitirán los dictámenes del Tribunal de Justicia de la UE en cuestiones relativas a los ciudadanos comunitarios residentes en territorio del Reino Unido. Sin embargo, la actitud será distinta cuando se trate de conflictos entre el Reino Unido y la UE como bloque, ya que en este caso, adelantó, habría que establecer un mecanismo alternativo. Estos choques de intereses no pueden quedar, consideró, en manos de jueces británicos o comunitarios.

El negociadorde la UE para el "Brexit", Michel Barnier, celebró el "espíritu constructivo" de May pero insistió en que la UE no abrirá negociaciones sobre la futura relación hasta no ver "progresos suficientes" en el diálogo sobre la salida, que hasta ahora, después de tres rondas, no ha ofrecido avances significativos. Barnier explicó que la "ambición" de la UE es "lograr un rápido acuerdo en las condiciones de una salida ordenada así como sobre un posible periodo de transición".