Andrea Vázquez tiene grabado en su memoria el trágico terremoto de 1985. "Era niña, pero me acuerdo perfectamente", dice. Y, asegura, el vivido este martes fue todavía "un temblor más fuerte". Esta mexicana cuyos abuelos nacieron en Avión (Ourense) cuenta que toda su familia está bien. Ayer ella y una de sus hijas estaban en un supermercado comprando "pañales, papel de baño..." para llevar a la Cruz Roja o a otros centros y colaborar así con los damnificados. Como ella, otros gallegos o descendientes de familias de Galicia hacen hincapié en la necesidad de ayudar al país. "Es muy importante", insiste José Manuel Rey, cuya familia es originaria de A Estrada (Pontevedra).

Florencio Gulías, presidente del Centro Gallego de México, afirma que las instalaciones que tienen en Colonia Roma no sufrieron daños pese a estar en una zona sensible. "Un edificio que estaba pegado al nuestro se desplomó", ejemplifica. Todas las actividades que tenían previstas han sido canceladas. "Hay luto oficial, hay que respetar a las víctimas", dice. Natural de Beariz (Ourense), lleva 50 años en el país azteca. "Viví el terremoto de 1985 y muchos otros; y este último lo sentí muy fuerte", describe.

Rocío Piñeiro, hija de Luis Piñeiro, expresidente del centro gallego, lamenta el balance de muertes que deja el seísmo. "Las noticias son tristes, en la calle ves desolación", afirma. El vigués Antonio Bamio, que reside en México desde julio, pasaba ayer el día en casa de sus suegros ya que en su vivienda había grietas y no tenían luz. El terremoto lo sorprendió, junto a su esposa, conduciendo por una avenida. Mientras, los artistas Enrique Domínguez, Bruxo Queimán, y Andrea Pousa, mostraban ayer su esperanza de poder regresar a España cuanto antes.