Carlos del Pulgar, editor de Nova Galicia Edicións, estaba en una reunión en un hotel de Ciudad de México cuando la tierra tembló. "Empezó a moverse todo, el pánico era bestial y la gente corría hacia la calle", afirma este vecino de Vigo de 69 años que describe que en su primer intento de levantarse de la silla, el movimiento era tan intenso que tuvo que volver a sentarse. Destaca la "organización" con la que los mexicanos encararon desde un primer momento el seísmo. Ayer, contaba, el panorama era de numerosos edificios y calles precintadas. "Parece una ciudad fantasma", asegura.