El barco Golfo Azurro de la ONG española Proactiva Open Arms, dedicada al rescate de migrantes en el Mediterráneo Central, tuvo que partir ayer hacia Italia ante la coacción de la guardia costera libia. El buque fue retenido durante más de dos horas por un navío del país africano, que amenazó a sus tripulantes con abrir fuego si no cumplían con las normas que les iban indicando.

"Secuestro #GolfoAzzurro Aguas Internacionales por guardacostas libios. Amenazan con disparar si no seguimos órdenes", publicó inicialmente la organización en su cuenta de Twitter. El fundador de Proactiva, Óscar Camps, informó de que los guardacostas querían llevar el barco a aguas territoriales libias: "Es un secuestro en toda regla", confirmaba.

Tras más de una hora de viaje hacia Trípoli, la guardia costera libia dio la autorización al Golfo Azurro para que pusiese rumbo a Italia bajo la amenaza de tomar represalias más severas si volvían a acercarse a aguas de su país. Camps explicó que durante este tiempo de "secuestro y tensión" han contactado con "todo el mundo". "No sabemos qué llamada ha sido la efectiva pero gracias a todos", escribió en su cuenta persona de una red social.

Un fotógrafo de la agencia Reuters que viajaba a bordo del buque aseguró que los guardacostas contactaron por radio con el barco, al que acusaron de navegar "durante meses" en aguas libias y de "causar problemas" a la soberanía del país norteafricano.

La diputada viguesa Lola Galovart, miembro de la expedición, explicó ayer a FARO que su embarcación se mantuvo "en todo momento" en aguas internacionales y mostró su pesar por tener que suspender la expedición de salvamento iniciada hace unos días.

Proactiva Open Arms es una de las ONG que, durante los últimos años, han desplegado embarcaciones para rescatar a los migrantes que arriesgan su vida tratando de llegar a Italia. En las últimas semanas la labor de estas organizaciones ha sido objeto de debate y el Gobierno italiano promovió un Código de Conducta que no todas han firmado.

Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció el sábado la suspensión de sus rescates y citó, entre sus argumentos, la presión a la que les estaban sometiendo los agentes al servicio de la Guardia Costera libia.