Corea del Sur anunció en la jornada de ayer que deja la puerta abierta al diálogo con el régimen de Pyongyang, con la finalidad de solucionar la crisis nuclear y reducir todo lo posible la creciente tensión desatada en la península coreana en los últimos días.

Tras los diversos ensayos balísticos efectuados por el Ejecutivo de Pyongyang y las sanciones de Naciones Unidas, Corea del Norte se ha enzarzado con las autoridades de Estados Unidos en una escalada de amenazas, que han dejado arrinconada la voluntad del Gobierno de Seúl de adoptar una postura más prudente y orientada al diálogo entre las dos Coreas.

Estancadas

El Ejecutivo surcoreano aseguró ayer que "buscará persistentemente restaurar las estancadas conversaciones intercoreanas y la cooperación para resolver el problema nuclear y mejorar los lazos entre las dos Coreas".

Entre tanto, la Casa Blanca ha enviado al jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército, general de "marines" Joe Dunford, a una gira por China, Japón y Corea del Sur para coordinar posturas ante la crisis y lograr que "no haya errores de cálculo" que hagan descarrrilar la situación.

En particular, Washington quiere asegurarse de que Pekín comparte sus puntos de vista para evitar desenlaces imprevistos de la crisis.