El Gobierno alemán declaró ayer a Turquía destino "inseguro" para sus ciudadanos e inversores y les desaconsejó viajar a ese país. Una decisión que abrió un nuevo foco de tensiones entre Berlín y Ankara.

El Ejecutivo germano rompió su actitud de contención a raíz de la reciente detención en Estambul de un grupo de activistas pro derechos humanos, entre los que se encuentra un alemán, sumada a la difusión de una lista de 68 empresas e individuos a los que Turquía atribuye "vínculos con el terrorismo".

"Alemania no puede garantizar la seguridad de sus ciudadanos ni de los inversores en Turquía", declaró el ministro alemán de Exteriores Sigmar Gabriel, quien también expuso la necesidad de revisar las ayudas que el país recibe de la Unión Europea como candidato a la adhesión, unos 4.450 millones de euros comprometidos hasta 2020.

Ankara respondió rechazando las "inaceptables amenazas" de Berlín y acusando a su ministro de Exteriores de intentar "interferir en la Justicia turca". Pese a todo, la nota emitida por el Ministerio de Asuntos Exteriores turco resalta su intención de "seguir considerando a Alemania un país amigo y aliado".