El presidente francés, Emmanuel Macron, lanzó ayer un desafío a los parlamentarios reunidos en Versalles en Congreso (Asamblea y Senado en sesión conjunta). El socioliberal, que ha recibido duras críticas de la izquierda dura y la ultraderecha por el formato "monárquico" de presentación de su programa de Gobierno, lanzó un ultimátum a los parlamentarios: o aprueban en el plazo de un año las reformas institucionales que propone o convocará un referéndum para sometérselas a los ciudadanos franceses. Esta amenaza, unida a su decisión de aprobar la reforma laboral por decreto, afianza las perspectivas de una presidencia "fuerte" del tecnócrata que ha dinamitado el sistema tradicional de partidos de la V República.

En esencia, la reforma institucional de Macron se basa en reducir en un tercio el número de diputados y senadores -actualmente hay 577 en la Asamblea Nacional y 348 en el Senado-, introducir "una dosis de proporcionalidad", que no detalló, en la elección del Parlamento "para que todas las sensibilidades estén justamente representadas", y acabar con la proliferación legislativa", de forma que la acción del Parlamento se centre en evaluar y controlar las leyes importantes ya aprobadas más que en sacar adelante nuevos textos.

El sistema electoral vigente -mayoritario a dos vueltas, en circunscripciones unipersonales- castiga a los partidos más pequeños, que reivindican que la representación parlamentaria sea más proporcional, y ha beneficiado habitualmente a los grandes partidos de la izquierda y la derecha.

Otra de las medidas propuestas por Macron ha sido la supresión de la Corte de Justicia de la República, el órgano habilitado para juzgar a los miembros del Gobierno por el ejercicio de sus funciones.

Además, reiteró que el estado de excepción, en vigor actualmente en Francia, acabará en otoño, para dar paso a una legislación antiterrorista con "medidas reforzadas" pero "bajo la vigilancia del juez"

La alocución de Macron estuvo marcada por el boicot de los diputados de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, los comunistas y algunos centristas, que descalificaron la "monarquía presidencial" que, a su juicio, pretende encarnar el socioliberal.

En adelante, Macron convertirá en anual la periodicidad de este discurso, que nace emparentado con el del estado de la Nación estadounidense. La intención de Macron, según el palacio del Elíseo, es que su primer ministro, el liberal Édouard Philippe, detalle hoy, martes, ante la Asamblea Nacional las líneas que él tan solo esbozó ayer en una intervención de principios y sin sorpresas respecto a su programa electoral.

La oposición cargó precisamente contra la falta de concreción en las propuestas -la líder ultraderechista Marine Le Pen las tildó de "ambigüedad lírica"- y contra el vaciado de contenidos al que somete el discurso de hoy de su primer ministro.