Casi un millar de personas, en su mayoría turistas, se quedaron ayer, hacia las cuatro y veinte de la tarde, encerrados durante una hora en el interior de la catedral parisina de Notre Dame a raíz de un fallido ataque terrorista perpetrado a cinco días de la primera vuelta de las elecciones legislativas, prevista para este domingo.

En el exterior del templo, uno de los lugares más visitados de París, y por tanto del mundo, un joven estudiante argelino agredió a un policía, con un martillo y por la espalda, al grito de "¡Esto es por Siria!", antes de ser reducido a tiros por otro agente. Eran las cuatro y veinte de la tarde. Tanto el policía como el terrorista fueron hospitalizados.

El agente se encuentra fuera de peligro, mientras que no se ha informado del estado del agresor, que en fotografías de la agencia "Reuters" aparece tirado en el suelo reducido por el gendarme que le apunta.

Martillo y cuchillos

El ministro francés del Interior, Gérard Collomb, que confirmó todos estos detalles, añadió que el terrorista se hallaba en posesión, además del martillo, de "cuchillos de cocina", lo que, reflexionó, muestra que los ataques contra las fuerzas de seguridad se llevan a cabo "con instrumentos muy rutinarios".

"Hemos pasado de un terrorismo sofisticado a otro en el que cualquier herramienta puede ser utilizada como arma", dijo Collomb. El último atentado registrado en París fue la muerte a tiros de un policía en los Campos Elíseos, el pasado 20 de abril, tres días antes de la primera vuelta de los comicios presidenciales. En el atentado, otros dos agentes resultaron heridos de gravedad, mientras que el terrorista fue finalmente abatido.

Según las primeras investigaciones, el agresor de ayer actuó en solitario en el momento del ataque, aunque se indaga si podría tener cómplices con los que hubiera preparado el golpe. Tras ser hospitalizado, el terrorista habría confesado ser un "soldado del califato del Estado Islámico", según informó el canal BFMTV, aunque este extremo no fue confirmado oficialmente por Collomb.

Española

En cuanto a los turistas que se quedaron encerrados en la catedral parisina, una de ellas, la española Poly Ricote, declaró a "Efe" que tomó por truenos los disparos con los que la Policía redujo al agresor. Tras comenzar el ataque, el templo cerró sus puertas sin explicar el motivo y no las abrió hasta que la Prefectura dio por controlada la situación y ordenó la evacuación paulatina por las puertas laterales.

El millar de personas bloqueado permaneció tranquilo y contempló en silencio y sorprendido la llegada de los antidisturbios encapuchados que registraron el templo. "El obispo nos pidió levantar las manos, que nos las lleváramos a la cabeza y que no nos moviéramos", añadió la española Ricote. Al finalizar el ataque, la iglesia lo celebró haciendo repicar sus campanas durante casi diez minutos.

La catedral de Notre Dame ya fue escenario de otro atentado frustrado el 9 de septiembre del año pasado. Entonces, la Policía desarticuló un comando, compuesto sobre todo por mujeres y supuestamente dirigido por el grupo Estado Islámico desde Siria, que pretendía hacer saltar por los aires un coche junto a Notre Dame y luego intentó perpetrar un ataque contra agentes policiales. El plan de las yihadistas se basaba en la explosión de un coche sin matrícula que abandonaron de madrugada a escasos metros de la catedral, con seis bombonas de gas y tres botellas de gasóleo en su interior.