La tensión entre EE UU y Alemania puesta de manifiesto la pasada semana durante la visita del presidente Trump a Europa se recrudeció ayer al atacar el magnate la política comercial de Alemania, vincularla a su política militar y asegurar que la relación es, en conjunto, "muy mala" para EE UU y, por tanto, "va a cambiar".

"Tenemos un déficit comercial ENORME con Alemania, además de que ellos pagan MUCHO MENOS de lo que deberían en OTAN y (gasto) militar. Muy malo para EE UU. Esto va a cambiar", amenazó Trump en un tuit.

El nuevo dardo es la primera embestida de Trump tras sus desencuentros de la pasada semana con los aliados europeos, que culminaron el domingo en unas duras palabras de la canciller germana, Angela Merkel. La democristiana proclamó que "los tiempos en los que se podía confiar en otros han quedado atrás", a propósito de EE UU y Reino Unido, y que "Europa debe tomar las riendas de sus propios asuntos", afirmación que ayer fue respaldada por Holanda.

Merkel dijo que esa era su conclusión tras la cumbre siciliana del G-7 y la de la OTAN en Bruselas. En esta última, el pasado jueves, Trump esperó a estar reunido con todos los aliados europeos para, en un discurso agresivo, reclamar "las ingentes cantidades de dinero" que, en su opinión deben a EE UU. El líder estadounidense rehuyó, sin embargo, dar garantías de seguridad a Europa, al evadirse de citar explícitamente el artículo V de la Carta Atlántica que prevé la defensa inmediata de cualquier socio atacado. Horas antes, en una reunión con las máximas autoridades comunitarias, Trump había dicho, según la prensa germana, que "los alemanes son malos, muy malos". Fuentes de la Casa Blanca precisaron después que esas palabras se limitaban a calificar las prácticas comerciales alemanas, no la relación global.

El ataque de ayer fue muy mal recibido en Alemania, donde el candidato socialdemócrata a la cancillería, Martin Schulz, tachó a Trump de "destructor de todos los valores occidentales" y consideró que la mejor respuesta que se le puede dar es "una Europa más unida". En su opinión, la actitud del magnate cuestiona los valores democráticos y occidentales "como nunca antes" se había visto en un presidente de EE UU.

Las palabras de Schulz enlazan con las que el lunes pronunció el ministro germano de Exteriores, el también socialdemócrata Sigmar Gabriel, quien calificó de "fallida" la cumbre del G-7, y aseguró que es señal de "un cambio en la correlación de fuerzas". Para Gabriel, "ahora hay una nación líder que ve más importante imponer los intereses nacionales al orden mundial", por lo que, en estos momento, "Europa ocupa un nuevo papel" en el mundo, con el que debe comprometerse y para el que debe buscar nuevos socios.