El presidente de Estados UNidos, Donald Trump, inició ayer una gira de nueve días, que le llevará a Arabia Saudí, Israel, el Vaticano, Bruselas y Sicilia (Italia), en medio de la mayor crisis de su corto mandato tras el despido del jefe del FBI y el nuevo impulso a la investigación de sus posibles nexos con Rusia.

El Air Force One partió de la base aérea de Andrews, a las afueras de Washington, en el horario previsto, sobre las 14.30 hora local (18.30 GMT), con destino a Riad, donde Trump pasará el fin de semana antes de viajar hacia Israel.

Acompañan al magnate estadounidense, que ha roto la tradición de sus predecesores más inmediatos de elegir como destino de su primer viaje al exterior México o Canadá, la primera dama, Melania Trump; su hija mayor, Ivanka; su yerno, Jared Kushner; el jefe de gabinete, Reince Priebus, y el principal asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, entre otros.

Paréntesis

Con esta gira al exterior Donald Trump quiere pasar página, o al menos hacer un paréntesis, tras días de infarto, con continuas noticias de última hora sobre que pudo presionar al FBI, concretamente a su entonces director James Comey, en un intento por dar carpetazo a la investigación de la supuesta injerencia rusa en las elecciones de noviembre y los posibles lazos con su campaña.

Para Trump, lo que ocurre es que hay una "caza de brujas" en su contra, la "mayor" que haya sufrido nunca un político en la historia de Estados Unidos, e incluso sus "enemigos" saben que no se confabuló con Rusia para tratar de perjudicar a su rival demócrata, Hillary Clinton, en los comicios presidenciales del año pasado.