El presidente de Brasil, Michel Temer, se encuentra contra las cuerdas por acusaciones de corrupción, al igual que al menos cuatro de sus ministros, después de que ayer nuevas revelaciones de empresarios encausados le implicasen en el cobro de sobornos, al igual que a sus antecesores Rousseff y Lula.

Las revelaciones partieron esta vez de los directivos del grupo JBS, que en un acuerdo de cooperación judicial confesaron que pagan sobornos a Temer desde 2010 y que, desde 2005, distribuyeron entre Lula y Rousseff 80 millones de dólares por los "favores" hechos desde sus posiciones de poder. Estas revelaciones llegan después de que, el miércoles, se difundiera una grabación en la que Temer autoriza un pago al encarcelado expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha para comprar su silencio. Tras conocerse la grabación, el Supremo autorizó a investigar a Temer, proceso que puede acarrear su destitución. El jueves miles de brasileños tomaron las calles de una decena de ciudades para exigir la dimisión presidencial.