La regeneración de la vida pública será una de las prioridades de Emmanuel Macron, quien ayer, a los 39 años, se convirtió en el presidente más joven de Francia al ser elegido en la segunda vuelta con el 65 por ciento de los votos y una diferencia de más treinta puntos sobre su rival, Marine Le Pen. Tras reconocer la derrota, la líder del Frente Nacional anunció anoche "una transformación profunda" del partido que fundara su padre. La no concurrencia de dos partidos tradicionales, republicanos y socialistas, al no superar la primera vuelta, podría explicar, según algunas fuentes, la elevada abstención, más del 25 por ciento, algo que no se registraba desde hace casi cincuenta años.

En su primer discurso, grave y solemne, en solitario desde la sede de su movimiento En Marche!, Macron anunció que la "base" de su mandato será la "regeneración de la vida pública" y se comprometió a "trabajar para restablecer los vínculos entre Europa y los ciudadanos". Como candidato europeísta, frente a la amenaza de la ruptura que postulaba Le Pen, la elección de Macron llevó el alivio a los líderes de la Unión Europea, algo que quedó en evidencia en que fueron inusualmente rápidos en reaccionar a los primeros indicios de triunfo del candidato centrista y en colmar de felicitaciones al nuevo presidente al poco de conocerse las primeras proyecciones de resultados y cuando el recuento estaba muy poco avanzado. Con Macron, algunos representantes de las instituciones europeas rompieron la regla de no pronunciarse sobre los procesos electorales de los estados miembros y se volcaron en apoyar a quien consideran el garante de los valores europeos.

"Defenderé Francia, sus intereses vitales y su imagen. Asumo el compromiso delante de vosotros. Defenderé Europa. Está en juego nuestra civilización, nuestra manera de ser libres", dijo Macron en su primera intervención, en la que reafirmó su compromiso europeo.

La elevada abstención, más del 25 por ciento, algo que no se producía desde las presidenciales de 1969, sería atribuible a una desmovilización del electorado como consecuencia de que los candidatos de los dos partidos tradicionales, republicanos y socialistas, quedaron descabalgados en la primera vuelta. También delata la resistencia de sectores de la izquierda francesa, pese a la amenaza de la ultraderecha, a respaldar al socioliberal, al que consideran un candidato de los poderes económicos. El rechazo que suscitaban ambos candidatos, azuzado por voces como la del líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, propició que el voto blanco y nulo se disparase hasta el 12 por ciento del total, unos 4,5 millones de sufragios, algo también inusual.

La cabeza del "Podemos francés" volvió a dejarlo claro al saludar la elección de Macron advirtiendo que "el programa del nuevo monarca es conocido: la guerra contra las conquistas sociales del país y la irresponsabilidad ecológica". Para Mélenchon, quien pidió votar contra Le Pen sin decir cómo, ayer quedó constancia de que "nuestro país ha rechazado masivamente a la extrema derecha, porque es extraña a la identidad republicana de Francia". Como todos, el líder de la izquierda radical mira ya a las elecciones legislativas de junio sobre la base de los siete millones de votos que le dieron el cuarto puesto en la primera vuelta de las presidenciales.

Esa es también la cita en la que la derrotada Marine Le Pen espera resarcirse. Anoche, al asumir su fracaso en las urnas anunció una "profunda renovación" del FN para "crear una nueva fuerza política". Ante sus simpatizantes reunidos en París, la candidata de la extrema derecha, que obtuvo algo menos del 35 por ciento de los sufragios agradeció el apoyo de "los 11 millones de electores patriotas" que la votaron, el mejor resultado histórico del partido que fundara su padre.

Marine Le Pen aseguró que será ella quien encabece "el combate de las legislativas" de junio próximo, en las que tratará de reunir a "todos aquellos que quieren optar por la preferencia francesa". Para esa cita la receta básica es ya conocida y volverá a plantear el dilema entre "mundialistas y patriotas".

El alivio de Hollande

Uno de los mensajes más nítidos de alivio por la dura derrota de la candidata de la extrema derecha fue el del presidente saliente, el socialista François Hollande. En un comunicado público, dejó constancia de que la "amplia victoria" de Macron "confirma que una gran mayoría de nuestros conciudadanos han querido unirse en torno a los valores de la República y marcar su compromiso tanto con la Unión Europea como con la apertura de Francia hacia el mundo".

Hollande, quien habló por teléfono con el nuevo jefe del Estado al que traspasará los poderes el próximo fin de semana, dijo haberle mostrado "todos sus deseos de éxito" para Francia con el objetivo de que el país pueda encaminarse "hacia el progreso y la justicia social".

El mensaje oficial del Partido Socialista, el gran derrotado en estos comicios al no haber superado la primera vuelta y obtener unos pésimo resultados, lo dio su primer secretario, Jean-Christophe Cambadelis, quien dijo que los socialistas se sienten "orgullosos de haber contribuido a frenar el tirón nacionalista al haber pedido explícitamente el voto por Macron".

Los Republicanos, también fuera de juego a la primera, mostraron su satisfacción por haber "evitado lo peor con la derrota del Frente Nacional", pero agrupan fuerzas con vista a la cita política del mes próximo porque "queda todo por hacer ya que todo comienza con las elecciones legislativas".