Los mercados financieros europeos reaccionaron con euforia al resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. El descarte de la opción más izquierdista, representada por Jean-Luc Mélenchon, y la convicción de que el socioliberal y proeuropeo Emmanuel Macron volverá a derrotar el 7 de mayo a la ultraderechista y eurófoba Marine Le Pen en el último trámite hacia el Elíseo, abrieron las compuertas del entusiasmo, y el dinero huyó de los valores refugio y más conservadores en busca de las rentabilidades ligadas a la mayor asunción de riesgo.
La consecuencia fue la subida de las bolsas del continente, la caída de las primas de riesgo de los países con peor percepción de solvencia del área y la apreciación del euro (repuntó desde los 1,0685 dólares hasta los 1,0937, aunque luego se moderó y se situó por debajo de los 1,09), mientras que el oro, que actuaba como refugio por temor a un eventual triunfo en Francia de las formaciones contrarias al euro y a la construcción europea, se dio la vuelta y cedió posiciones: cayó de los 1.284 dólares por onza a los 1.269, para recuperarse luego hasta los 1.275.
El entusiasmo recorrió las bolsas: subieron Milán (4,77%), París (4,14), Madrid (3,76), el EuroStoxx (3,99), Fráncfort (3,37) y Londres (2,11). El índice alemán Dax 30 marcó récord.
Las primas de riesgo se contrajeron por el doble efecto de la caída de los tipos de interés de los bonos soberanos de los países del sur (caso de España) y la subida de los del norte (entre ellos, el alemán) a consecuencia de la salida del dinero de la deuda con mayor fiabilidad hacia los títulos que ofrecen mayor rentabilidad por la peor situación fiscal de sus emisores.
