El impacto provocado por acontecimientos noticiosos en quienes los viven sin intermediación mediática discrepa, en muchas ocasiones, de las pretendidas verdades y generalizaciones sostenidas en los titulares.

Al otro lado del teléfono, varios residentes gallegos en Londres coinciden en destacar, a contracorriente de muchas de las portadas publicadas- la normalidad con la que la ciudad enfrenta los sucesos del miércoles. Los entrevistados aluden a las dimensiones de la urbe, el frenesí diario y, sobre todo, el carácter autóctono, para explicar la reacción de la capital inglesa.

"Si hay algo que afecte a este país-comenta la luguesa Natalia Bouso-es que ataquen sus símbolos, su rutina .Pero su forma de expresar rechazo es tratar de continuar con normalidad".

El empeño colectivo por asumir lo sucedido como un contratiempo ante el que no dejarse amedrentar es compartido por la emigración gallega. Aunque algunas de sus representantes, como María Sabarís, reconocen que tanta entereza puede llegar a confundirse con indiferencia: "La gente en mi trabajo ni se inmutaba".

Una de las razones, señala la meisense, puede deberse a la cantidad de incidentes, más o menos trágicos, que cada día copan la crónica roja de la ciudad. "No es como si no hubiera pasado nada y habrá gente que se sienta más afectada pero Londres es enorme y hay sucesos todos los días", indica el investigador de Monforte de Lemos Álvaro Goyanes.

En consecuencia, las huellas sobre lo cotidiano más mencionadas son, junto el ligero aumento de la presencia policial, son ciertos probleas de movilidad. María Valverde, por ejemplo, tuvo que mudar su trayecto habitual en bicicleta al trabajo por el puente de Westminster por una pedaleada de rodeo de media hora más. La calle permanecía cerrada, con cientos de periodistas agolpados sobre los cordones policiales.

Con todo, para la canguesa lo mencionado no supera el adjetivo de anecdótico. "Creo están más pendientes de lo que sucedió afuera que muchas personas en Londres. Aquí la gente está tan acostumbrada a las medidas de seguridad que se comenta un rato y después se vuelve a la rutina" .

Con todo, la experiencia reciente genera también escalofríos en el inconsciente de algunas de las personas contactadas. "A todas horas hay excursiones cruzando el puente. Mi familia y yo estuvimos allí dos veces en la última semana. Es un poco estremecedor pensar en lo que ocurrió en el mismo sitio en el que nos sacamos fotos", reconoce la moañesa Rosabel Martínez .

En ese sentido, Bouso cree que la susceptibilidad es en buena medida construida, especialmente por los medios de comunicación: "Cuando Scotland Yard-la policía metroplitana de Londres- desaconsejaba aludir al terrorismo hasta que se confirmara, en los noticieros ya lo estaban dando por hecho. Eso predispone a estar en alerta", comenta indignada.

Cierto es también que el contexto condicion lo subjetivo. La profesora de Noia, Begoña González, no percibió el peso real de lo acontecido hasta que compartió sensaciones con su alumnado del Instituto Español Vicente Cañada Blanch, en el que imparte clases de gallego: "Se respiraba una especial tristeza tras la noticia de que una de las fallecidas era Aysha Frade, muy conocida por la comunidad gallega de Portobello".