El partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) está perdiendo gas en los sondeos para las elecciones generales del próximo septiembre, minado por las desavenencias internas y los escándalos que han protagonizado representantes de su ala más radical. El más notorio es el de Björn Höcke, sometido a un expediente de expulsión por criticar el monumento berlinés a las víctimas del Holocausto. La formación xenófoba recoge en las encuestas entre el 11% y el 9% de los apoyos, lo que invierte la tendencia al alza que tuvo durante meses y le aleja del 15% que rozó. Este cambio de tendencia coincide con el repunte del Partido Socialdemócrata (SPD) tras la designación como candidato del expresidente de la Eurocámara Martin Schulz, quien ha llegado a superar el 31% de la intención de voto y a rebasar a la canciller Merkel, cabeza de fila de los democristianos. El Gobierno está endureciendo su política frente a los refugiados para robustecer su posición ante el electorado. El Consejo de Ministros aprobó ayer un proyecto de ley para agilizar la expulsión de solicitantes de asilo rechazados. El texto permite acceder a los móviles de los demandantes, para confirmar su identidad en caso de carecer de los pertinentes documentos identificativos. Igualmente, endurece las medidas contra aquellos que supongan un peligro para la seguridad nacional.