Los once millones de indocumentados que residen en Estados Unidos constituyen, por ser mano de obra un 45 por ciento más barata, una pieza clave de la economía, por lo que su expulsión costaría el equivalente a medio billón de euros anuales (3 por ciento del PIB), esto es, cinco billones ("trillions") en diez años, según un informe publicado ayer por la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER).

El Gobierno Trump firmó el martes dos directivas que abren la puerta a una expulsión masiva de indocumentados y a la contratación de 15.000 agentes de inmigración. Los sectores más afectados serían agricultura -que contó entre 2011 y 2013 con un 18% de trabajadores indocumentados-, construcción (13%), y ocio y hostelería (10%), cuya actividad caería entre un 8% y un 9%. La media nacional de empleo de indocumentados es del 4,9%.

Trump, que ha apelado a la necesidad de recortar gastos inútiles del Gobierno de Estados Unidos, les está saliendo a los contribuyentes más caro que sus predecesores. Los tres viajes de fin de semana que ha hecho en un mes a Florida han costado unos 10 millones de dólares (9,5 millones de euros). Si mantiene esta velocidad de gasto, Trump igualaría en un año los 97 millones de dólares gastados en ocho años por Barack Obama.