Corea del Norte realizó ayer un nuevo ensayo de un misil de medio alcance que cayó en el Mar de Japón, Es su primera prueba militar en cuatro meses y constituye un desafío del régimen de Kim Jong-un tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE UU. El lanzamiento tendría como objetivo testar a la nueva administración norteamericana para medir su respuesta. Para el servicio de Acción Exterior de la Unión Europea (UE) se trata de un acto "provocador e inaceptable", que requiere una respuesta internacional. La OTAN, por su parte, considera que la prueba militar constituye una violación "de las resoluciones vinculantes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas" y "socava la seguridad regional e internacional",

Tras un periodo de calma, en el que Pyongyang no llevó a cabo ninguna acción militar amenazante, el Ejército norcoreano realizó a primera hora de la mañana de ayer su primer lanzamiento de un misil balístico desde el pasado octubre.

El proyectil, lanzado desde una base de aérea al noroeste del país, recorrió unos 500 kilómetros y, por sus características, se descarta que pudiera tratarse de un misil balístico intercontinental (ICBM). Según informó el Gobierno nipón, el misil cayó fuera de la zona económica exclusiva de Japón a unos 350 kilómetros de la costa de Corea del Norte y no causó daños. A falta de confirmación, Seúl y Washington creen que es un misil Rodong o una versión modificada. Estos proyectiles tienen un rango de hasta 1.500 kilómetros y podrían llegar a Japón o Corea del Sur, mientras que los Musudan de alcance intermedio o los ICBM, con capacidad para llegar a más de 5.000 kilómetros, están en condiciones de alcanzar territorio estadounidense en el Pacífico, como las bases Guam.

Hasta ayer, Pyongyang llevaba desde el pasado octubre sin protagonizar ninguna de sus habituales provocaciones militares, lo que los expertos atribuyen a la cautela del régimen ante la llegada de Trump a la Casa Blanca, un presidente que no ha desvelado claramente su política hacía Corea del Norte.

Otros analistas citados por Efe tampoco descartan que el régimen de Pyongyang haya optado por la calma para no interferir en la profunda crisis política en Corea del Sur, donde la presidenta conservadora, Park Geun-hye, ha sido destituida por un escándalo de corrupción.

El ensayo de ayer coincide con la visita del primer ministro nipón, Shinzo Abe, a Estados Unidos, que compareció junto al presidente estadounidense al poco tiempo de conocerse la noticia. Ambos líderes, que, tras reunirse en Washington, pasaron el sábado jugando al golf en el hotel de Mar-a-Lago (Florida), propiedad del magnate, reclamaron a Pyongyang que acabe con sus provocaciones.

El primer ministro japonés, quien llevó la voz cantante de la comparecencia, calificó el ensayo de "intolerable" y pidió al régimen de Kim Jong-un que cumpla las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que le prohíben el desarrollo nuclear militar y limitan la tecnología de misiles. Trump se limitó a asegurar de manera escueta que Estados Unidos está al "cien por cien con nuestro aliado" japonés.

La reciente etapa de tranquilidad en la península de Corea solo estuvo alterada por el mensaje de Año Nuevo del líder norcoreano, Kim Jong-un, quien afirmó que los misiles experimentales de alcance intercontinental norcoreanos estaban en la "fase final" de su desarrollo. Corea del Norte no confirmó todavía el último lanzamiento, algo que el régimen suele hacer sólo cuando la prueba resulta un éxito y al día siguiente.

A pesar de las duras sanciones impuestas por la ONU por su programa nuclear y de tecnología de misiles, el Ejército norcoreano lanzó solo en 2016 un total de 20 proyectiles balísticos, tanto de medio o como corto alcance.