El presidente de EE UU, Donald Trump, respondió ayer a la negativa judicial a desbloquear su veto islámico con el anuncio de que "con toda rapidez" adoptará nuevas medidas que no precisó. Un tribunal de apelaciones de San Francisco decidió por unanimidad ayer de madrugada (hora española) mantener la congelación del decreto migratorio, ordenado la pasada semana por un juez federal de Seattle (Washington).

La primera reacción de Trump a la sentencia fue calificarla de "vergonzosa" y "política", y asegurar que los jueces están poniendo en peligro "la seguridad del país". "Nos vemos en el Tribunal (Supremo)", afirmó en un tuit. En caso de que el recurso sea examinado en esa instancia antes de que se cubra la actual vacante que presenta, cabe la posibilidad de que se produzca un empate entre los cuatro jueces conservadores y los cuatro liberales que componen la corte, lo que dejaría en pie la decisión del tribunal de San Francisco.

Los jueces de apelaciones rechazaron los argumentos presentados por los abogados del Gobierno, que alegaron durante las audiencias de esta semana que el bloqueo al veto pone en peligro al país y que la corte no tiene potestad para revisar el caso. "Aunque los tribunales deben tener una deferencia considerable con las decisiones del presidente en política migratoria y seguridad nacional, no se puede ni cuestionar que la jurisdicción federal mantiene la autoridad para juzgar denuncias constitucionales contra la acción ejecutiva", afirma la sentencia.

Fuentes próximas a la Casa Blanca apuntaron que las nuevas medidas pueden incluir la reescritura del decreto, que, por su ambigüedad, ha causado serios problemas de interpretación. Mientras se conoce el contenido de las iniciativas, inmigrantes y activistas aseguraron ayer que en las últimas horas se ha detenido a cientos de indocumentados y que Washington ha empezado a cumplir su amenaza de incrementar los arrestos y deportaciones masivas. Las autoridades federales desmintieron las acusaciones y calificaron los arrestos -más de cien solo en el área de Los Angeles- como rutinarios.

El muro con México, cuya orden de construcción ya ha sido dada por Trump en un decreto, está aún lejos de ser una realidad pero ya tiene un estudio de costes y plazo, difundido por el departamento de Seguridad Nacional. Costaría el equivalente a 20.000 millones de euros y requeriría hasta tres años y medio de trabajos. La estimación está muy por encima de los 11.000 millones anunciados por Trump en campaña.

El magnate, que ayer vio cómo era confirmado por el Senado el secretario de Salud, Tom Price, encargado de derribar el "Obamacare", recibió en la Casa Blanca al primer ministro de Japón, Shinzo Abe. Japón ha quedado un poco fuera de juego por la salida de EE UU del acuerdo de libre comercio del Pacífico. Trump garantizó ayer a Abe "un nuevo marco económico conjunto", de carácter bilateral, y una "alianza defensiva impenetrable". Horas antes habló por teléfono con el presidente chino Xi Jinping, a quien, por fin, garantizó que mantendrá la política de "una sola China", adoptada por EE UU en la década de 1970, y que acepta que Taiwán y la China continental son un solo país con dos regímenes diferentes.