El temor a que un ciberataque afecte a las elecciones del próximo 15 de marzo ha llevado a Holanda a volver al conteo manual de los votos. Además comunicará los resultados por vía telefónica. La idea es evitar a toda costa la informática. Y el miedo a la injerencia tiene nombre: Rusia, a quien la inteligencia de Estados Unidos culpa de favorecer a Donald Trump con ataques a los servidores de correo de sus rivales demócratas.

Holanda será el primer examen. Después llegarán los de Francia y Alemania, donde este año se celebran presidenciales y legislativas, respectivamente, y donde también hay temor a una injerencia rusa; si no para favorecer a un candidato concreto, sí, al menos, para desestabilizar, dado que en ambas citas electorales se medirá el avance de las opciones políticas ultraderechistas y populistas: Marine Le Pen, del Frente Nacional francés, y Alternativa por Alemania (AfD).

Holanda ha llevado el temor a la injerencia de Moscú hasta sus últimas consecuencias, atendiendo quizá a las acusaciones de manipulación de los votos telemáticos hechas después de las presidenciales estadounidenses en estados como Pensilvania, donde la demócrata Hillary Clinton perdió en el último tramo del escrutinio.

Además, la holandesa es una elección que seguramente dará como resultado un Parlamento muy fragmentado, con el xenófobo PVV de Geert Wilders disputándose con los liberales del actual primer ministro, Mark Rutte, el liderazgo en los sondeos.

"Ante los indicios de que Rusia puede estar interesada en influir en los comicios, habrá que recurrir al viejo lápiz y papel para contar los votos", indicó el ministro holandés del Interior, Ronald Plasterk, al informar de la medida adoptada, informa "Efe".

El propio viceprimer ministro holandés, Lodewijk Asccher, reconoció que "no se atreve" a comunicarse por teléfono con Rutte debido a la "alta preocupación por el espionaje ruso" desde el derribo en Ucrania de un avión de Malaysia Airlines en 2014 con 298 personas a bordo.

Aunque sea un proceso más lento, no se utilizará el sistema electrónico para contabilizar los votos, ya que el recuento manual es "más seguro", dijo Plasterk.

En una investigación publicada a finales de enero, el experto Sijmen Ruwhof comprobó que el software usado en las mesas electorales es "anticuado" y "muy vulnerable" a los "hackers".