La investigación sobre el uso que Hillary Clinton dio a varios servidores de correo privado durante su etapa en la Secretaría de Estado ha obligado a la candidata demócrata a modificar sus planes para la última semana de campaña. En vez de dedicarse a convencer a los indecisos con mensajes sobre la bondad de sus propuestas, la ex primera dama tendrá que emplearse a fondo hasta la víspera misma de las presidenciales del próximo martes.

No es para menos. Espoleado sin duda por la investigación del FBI -que, en opinión de los analistas, podría tener un gran impacto en el pequeño porcentaje de entre el 3% y el 5% del electorado que se mantiene indeciso y que podría no acudir a las urnas-, el candidato republicano ha remontado en los sondeos.

Una encuesta de "Los Angeles Times" le daba a Donald Trump el lunes cuatro puntos de ventaja sobre Clinton (47%, frente a 43%), aunque el margen de error del estudio reduce la delantera a un solo punto.

Y un punto sobre la aspirante demócrata le da al magnate neoyorquino un sondeo divulgado ayer por el diario "The Washington Post" y cadena ABC News (45% para Trump y 45% para Clinton). En este caso, el margen de error, de tres puntos, consume la ventaja.

Más fiable es la media ponderada de los últimos sondeos que ofrece el sitio de referencia Real Clear Politics, que, sin embargo, aún no se hace eco de la encuesta del "Post" y ABC. Según los cálculos de esta web, Clinton todavía le llevaría al republicano una ventaja de 2,2 puntos porcentuales (47,5% frente 45,3%).

Mientras tanto, la polémica por el anuncio del FBI de que vuelve a investigar a Clinton -y mucho menos el contenido de la propia investigación, de la que se sabe muy poco- sigue dando mucho que hablar.

El equipo de campaña de la candidata demócrata acusó al director de la Policía federal, James Comey, de tener un "doble estándar" por negarse a revelar información sobre Trump, mientras lanza una nueva investigación contra la ex primera dama.

El manager de la campaña de Clinton, Robby Mook, reaccionó así ante una información revelada ayer por la cadena CNBC según la cual Comey considera que las elecciones presidenciales están demasiado cerca como para revelar datos sobre la influencia de Rusia en estos comicios.

Dirigentes demócratas exigieron a Comey que el FBI se pronuncie sobre el comunicado conjunto que emitieron el pasado 7 de octubre el Departamento de Seguridad Nacional y la Agencia de Inteligencia Nacional, en el que denuncian la injerencia rusa en las presidenciales del día 8.

Los demócratas quieren que el FBI dé a conocer la información que posee a este respecto, sobre todo en lo que pueda afectar a Trump, que a lo largo de la campaña electoral no ha escondido su simpatía por Vladimir Putin.

"Comey es consciente de que le debe información al Congreso sobre los e-mails, pero no tiene ningún problema para privar al pueblo estadounidense de información sobre los ataques de Rusia a nuestras elecciones y nuestra democracia", se quejó Mook.

Para el manager, "es imposible ver esto como otra cosa que no sea un flagrante doble estándar" por lo que exigió a Comey que "explique inmediatamente esta incongruencia".

Según "The New York Times", las investigaciones del FBI sobre la implicación del Kremlin en la campaña no arrojaron vínculos con Trump. De acuerdo con el rotativo neoyorquino, el FBI ha investigado a los asesores más próximos a Trump, indagado conexiones con magnates financieros rusos, buscado a los responsables de los ataques informáticos contra el Partido Demócrata y seguido una pista sobre una comunicación entre el republicano y un banco ruso. Todo, sin éxito

Para acabar de complicar las cosas, Wikileaks, que ha filtrado e-mails de John Podesta, jefe de campaña de Clinton, avanzó con tono enigmático que esta semana comienza "la tercera fase" de su "cobertura" de las elecciones.