El autoproclamado Estado Islámico (EI) ha impuesto el toque de queda en Mosul ante la inminencia de la ofensiva que se espera que lancen sobre la ciudad, una de las dos capitales del EI -la otra, Al Raqqa, está en Siria-, un conjunto de fuerzas iraquíes, kurdas y turcas con apoyo de la aviación de Estados Unidos.

El grupo terrorista ha prohibido el movimiento de personas y vehículos entre las 20.00 y las 05.00 horas. Tal y como recoge la cadena de televisión iraquí Al Sumaria, el grupo "ha informado a sus destacamentos de seguridad de la imposición de un toque de queda parcial en Mosul, por razones desconocidas", como recoge el portal de noticias Iraqi News.

"También hay un notable e inusual movimiento de camiones que están trasladando cajas de madera -en las que se cree que hay armas- hacia los centros especiales dentro de Mosul", señaló la cadena de televisión.

El EI se hizo con Mosul en 2014 y el asalto final para su reconquista se espera en cualquier momento. Con una población de cerca de dos millones de personas antes de que comenzaran los enfrentamientos, la ciudad constituye una zona de vital importancia para los radicales islámicos en Irak. No obstante, el Gobierno y la ONU temen que el asalto a la urbe provoque un éxodo de más un millón de refugiados.

Entre tanto, en Siria, rebeldes apoyados por las fuerzas turcas, lanzaron una ofensiva para arrebatar al EI el control de la localidad de Dabiq, uno de sus feudos en la provincia de Alepo.

Paralelamente, EE UU y Rusia reanudaron negociaciones directas para acordar un nuevo cese de las hostilidades, con la diferencia de que por primera vez siete potencias de Oriente Medio participan en este esfuerzo. Pero con escaso éxito, pues a las pocas horas el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, se levantó de la mesa con el argumento de que el objetivo de la cita solo era explorar las ventajas de incorporar a países clave de la región en la búsqueda de un acuerdo sostenible para el alto el fuego en Siria.