El expresidente israelí Simon Peres, premio Nobel de la Paz en 1994, fue enterrado ayer en Jerusalén en un emotivo funeral de Estado al que el presidente de EE UU, Barack Obama, puso colofón exhortando a los israelíes a recoger el testigo del difunto político y volver al proceso de paz con los palestinos.

"Nuestra presencia aquí es un gesto y un recordatorio de que la paz es un asunto no terminado", proclamó Obama, quien en unas pocas frases atribuyó al fallecido la máxima de que "el pueblo judío no ha nacido para gobernar a otro pueblo", informa Efe.

"Peres me dijo una vez que, desde su creación, el pueblo judío ha estado contra esclavos y amos (...) y que los palestinos deben ser tratados de igual a igual, porque ese era su sentido de justicia", declaró antes de pasar a describir el legado de un "soñador" que definió como "el último de los líderes de la generación de los fundadores".

"Soy el décimo presidente desde John F. Kennedy que sucumbe a sus encantos", confesó Obama en su discurso, el último de diez en una ceremonia que duró aproximadamente dos horas.

Además de Obama, entre los asistentes se encontraban Felipe VI -sentado en un lugar privilegiado, entre el matrimonio Netanyahu y el presidente de Israel, Reuvén Rivlin-, el presidente de México, Enrique Peña Nieto; el de Francia, François Hollande, y más de una treintena de jefes de Estado y de Gobierno.

El presidente palestino, Mahmud Abás, estaba sentado en primera fila, junto al presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, y un poco más allá se hallaba el padrino de los acuerdos de Oslo, el expresidente Bill Clinton. Más lejos, algunos de los ministros nacionalistas del Gobierno israelí opuestos a la solución de los dos estados que Peres defendió en sus últimas dos décadas de vida.

Aunque Netanyahu no se dirigió directamente a Abás, sí se refirió a la paz "en términos regionales" y para "nuestros vecinos los palestinos", y mostró su convencimiento de que sólo desde la "seguridad y el progreso" Israel podrá concretar esa idea, algo en lo que Peres -aseguró- estaba de acuerdo con él.

Al Fatah, el partido que Abás encabeza, señaló en un comunicado que la presencia de su líder ayer en Jerusalén "es un mensaje palestino de paz al mundo".

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, llevaba seis años sin verse con Abás en territorio de su país.