La canciller alemana, Angela Merkel, entonó ayer un mea culpa tras la sonora derrota de la CDU el domingo en las elecciones regionales de Berlín. "Si pudiera, retrocedería el tiempo muchos años, para prepararme y preparar mejor a todo el Gobierno ante una responsabilidad como la que nos encontramos en 2015, ante la que no estábamos preparados", dijo en alusión a la política de puertas abiertas a los refugiados, que le ha costado cinco fracasos seguidos en comicios regionales.

Los democristianos, con el 17,6% de los votos, obtuvieron su peor resultado en las urnas berlinesas desde 1948. Sus socios de coalición, tanto en la ciudad-estado como a escala federal, se impusieron con un escuálido 21,6%, siete puntos menos que en 2011, lo que hace inviable repetir la fórmula de Gobierno. Los vencedores morales de la jornada fueron los ultraderechistas de la AfD, que, con un 14,2%, entraron en la cámara por todo lo alto y están ya presentes en 10 de los 16 parlamentos regionales.

Con todo, Merkel no dio su brazo a torcer. Respecto a los refugiados, aseguró que no se repetirá una situación como la de 2015 -1,1 millones de solicitudes- y añadió que el Gobierno no ha sabido explicar sus políticas. Tampoco habló del incremento del gasto que se le exige incluso desde sectores de la cúpula de la CDU y dejó en el aire si optará a un cuarto mandato en el otoño de 2017.