La UE "flexible" de los Veintisiete empezó ayer a cobrar cuerpo en Berlín, donde, un día después del "Brexit", se reunieron los ministros de Exteriores de los seis países fundadores del proyecto europeo (Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo) para, como dijo el germano Frank-Walter Steinmeier, demostrar que Europa es "necesaria" y sigue "operativa".

Para Londres y su dimisionario primer ministro, David Cameron, hubo dos mensajes: que el proceso de desconexión con el bloque comunitario debe empezar "cuanto antes" y que él o quien le sustituya en octubre no deben jugar "al gato y el ratón" con sus exsocios.

Los estados y las instituciones de la UE multiplican desde ayer sus llamamientos a Londres para que, a la mayor brevedad, dé comienzo al largo proceso de ruptura de lazos con Bruselas. Cameron, que el viernes anunció su renuncia al cargo en octubre, coincidiendo con un congreso de su Partido Conservador, prefiere que sea su sustituto quien conduzca la compleja negociación para segregar al Reino Unido de la Unión.

Pero el núcleo duro de la UE no está por la labor de esperar hasta octubre para emprender un proceso que durará, al menos, dos años, tal como establece el artículo 50 del Tratado de Lisboa. Y ese plazo no empezará a correr hasta que el líder "tory" comunique oficialmente que el Reino Unido quiere dejar la Unión. Razón por la cual el ministro de Exteriores luxemburgués, Jean Asselborn, reclamó que nadie en Londres se ponga a jugar "al gato y el ratón".

Resumiendo: el jefe de la diplomacia holandesa, Bert Koenders, pidió que "las conversaciones empiecen, con buena voluntad, cuanto antes", para que, como apuntó Asselborn, la UE no quede expuesta a "cuatro meses o más de incertidumbre".

Todo ello, claro, con el permiso de la canciller alemana, Angela Merkel, quien, en aparente desacuerdo con las prisas expuestas ayer en Berlín, advirtió sobre el proceso de desconexión: "No debería durar una eternidad, eso es verdad, pero yo no lucharía por un calendario corto". Y añadió: "Reino Unido seguirá siendo un socio cercano con el que estamos relacionados económicamente", así que las negociaciones "deben desarrollarse adecuadamente".

Además de avisos para Cameron, los ministros de Exteriores de los seis países "fundadores" constataron que el proyecto europeo, seriamente tocado tras el "Brexit", debe replantearse en los términos de una "flexibilidad" que permita avanzar a varias velocidades. Ese giro en las políticas de integración -uno de los eternos puntos de fricción con Londres- pasa por aparcar las tesis federalistas -todos los socios de acuerdo en todos los asuntos- y proponer un diseño más a la carta, estrechando la cooperación entre los países, pero no todos, "en algunos campos", como ya ocurre con la eurozona o el espacio Schengen sin fronteras.

También mostraron los ministros evidente sintonía al detallar las prioridades de la UE: la crisis de los refugiados, las cuestiones de seguridad tras los atentados yihadistas en París y Bruselas y, en un guiño a la periferia, "la crisis del empleo" en el sur de Europa, en palabras de Steinmeier. Tres ámbitos en los que el ministro alemán sostuvo que la UE debe demostrar que está "operativa" pese al importante descalabro que significa el "Brexit".

La cumbre de Berlín no recibió más respuesta oficial de Londres que la dimisión del "tory" Jonathan Hill como eurocomisario de Estabilidad Financiera, al que de momento sustituirá el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro y el Diálogo Social, Valdis Dombrovskis. Eso sí, el director de la campaña "Vote Leave", Matthew Elliott, se permitió dejar claro a los "fundadores" que no tiene prisa por invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa para activar el procedimiento de salida: "No creemos que haya falta invocar el artículo tan rápido. Es mejor esperar a que se calme la situación durante el verano, tiempo en el cual podría haber negociaciones informales con estados miembros".