Solo ha pasado un día del "Brexit", y los 1,2 millones de votos que los partidarios de la salida sacaron de ventaja a los defensores de la permanencia ya se han visto superados por los más de dos millones de firmas que reclaman la convocatoria y celebración de un nuevo referéndum.

A lo que se ve, los primeros frutos del abandono del bloque comunitario -y eso que todavía no ha cambiado nada- asustan a los británicos. No es para menos, vista la reacción del viernes en los mercados y el retroceso de la libra a mínimos de 1985, por no hablar del terremoto territorial que el "Brexit" amenaza con desatar en el Reino (aún) Unido: reclamación en toda regla de un nuevo referéndum soberanista en Escocia y división en el Gobierno de poder compartido de Irlanda del Norte, donde los republicanos del Sinn Fein han recuperado su vieja aspiración de pasar a depender del Ejecutivo de Dublín.

La petición de un nuevo referéndum colapsó el viernes la página web de la Cámara de los Comunes. Y el aluvión de entradas en el sitio para adherirse a la propuesta continúa. La petición, impulsada por un ciudadano identificado como William Oliver Healey, reclama a los 650 diputados de la Cámara baja que legislen para que "si el voto por salir o quedarse (en la UE) está por debajo del 60 por ciento, con una participación inferior al 75 por ciento", se convoque otro referéndum.

Un mensaje en la web de los Comunes informaba ayer de que el Parlamento de Westminster considerará la petición para su debate, dado que ha superado de largo las 100.000 firmas requeridas. La comisión de peticiones se reúne el martes.

Pero ésta no es la única iniciativa que permite constatar que los británicos empiezan a revolverse contra el "Brexit". Más de 100.000 personas firmaron ayer una petición ciudadana para que el alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, declare la capital independiente y solicite unirse a la UE. La petición, impulsada por el londinense James O'Malley, auspiciada por el periodista John Carlin y suscrita ya por 108.028 personas, constata que Londres es diferente del resto del Reino Unido y, por lo tanto, debería escindirse. "Londres es una ciudad internacional y queremos permanecer en el corazón de Europa", reza el texto.

Consecuentemente, las redes sociales y los canales de televisión británicos se llenaron de personas que admitieron estar arrepentidas ("Bregret") de haber votado a favor del "Brexit".

En el plano partidista, el líder de los laboristas, Jeremy Corbyn, afronta crecientes presiones para que dimita. Pero el político atribuyó ayer el voto por el "Brexit" no a su tibia campaña, sino al descontento "por las políticas de austeridad" del Gobierno de David Cameron, y aseguró que no piensa dimitir.

Según las reglas de su partido, si 50 diputados nominan a un nuevo candidato, puede convocarse otro concurso por el liderazgo. Pero será difícil desbancar a Corbyn, que sigue contando con el apoyo arrollador de las bases y los sindicatos.