Varios supervivientes del naufragio ocurrido la semana pasada en aguas del Mediterráneo entre Libia e Italia confirmaron ayer que en la tragedia habrían muerto unas 500 personas y lamentaron que, a su llegada al puerto griego de Kalamata tras ser rescatados, la Policía helena no se interesara por lo que les ocurrió.

En una rueda de prensa auspiciada por la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), el etíope Muaz Mahmud, de 25 años, y el somalí Mulid Ismal, de 28 años, explicaron que dos embarcaciones, una con unas 200 personas y otra con 300, partieron la semana pasada de la ciudad libia de Tobruk rumbo a Italia. Ambos viajaban en el menor de los navíos. Según el testimonio de ambos, la tragedia ocurrió por la sobrecarga que se produjo en el barco grande cuando se trasladó a él a los pasajeros del pequeño.

Todos los pasajeros del navío grande, aseguraron los testigos, murieron y solo se salvaron 41 del navío pequeño, que, sin embargo, se averió al cabo de un tiempo, lo que los tuvo tres días a la deriva, hasta que fueron rescatados por un carguero filipino que los llevó a Kalamata.

Mientras, en Luxemburgo, el ministro español del Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció que a principios de mayo llegarán a España unos 200 refugiados desde Grecia e Italia. Esto elevará a 218 las acogidas de España, que se ha comprometido a 9.323. En Londres, el Gobierno británico anunció que acogerá de aquí a 2020 a 3.000 refugiados menores de países de Oriente Medio y el norte de África, lo que se suma al compromiso de recibir a 20.000 refugiados sirios en el mismo plazo.