La comunidad internacional, encabezada por Rusia y EE UU, intenta evitar una guerra a gran escala en Nagorno Karabaj, la frontera más militarizada de Europa, después de que Azerbaiyán amenazara ayer con atacar la capital del enclave armenio. Desde el pasado fin de semana se han reanudado los combates en varios lugares de este polvorín caucásico, que fue escenario de una dura guerra tras la extinción de la URSS y en el que rige un alto el fuego desde 1994.