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"Caminé nueve kilómetros para poder recoger a mis hijos"

La viguesa Ana Pérez, con su marido Sebastián Keutgens. // A. P.

La viguesa Ana Pérez trabaja en la Confederación de Asociaciones Familiares de la Unión Europea (Coface) a una parada de metro de Maelbeek. Se percató de que algo pasaba cuando salió del gimnasio -cercano a la oficina- y vio el movimiento de vehículos con sirena. Ya en la oficina, el gran susto se lo llevó al no lograr contactar con su marido, el belga Sebastián Keutgens, que trabaja en el Consejo de la Comisión Europea y se baja en la estación objetivo del ataque. "El teléfono no funcionaba, era estresante", recuerda. Lo consiguieron vía Whatsapp. Estaba bien. Había salido de allí "20 minutos antes". La ausencia de otros dos compañeros de trabajo también les alteró hasta que supieron que se habían quedado a trabajar en casa.

Ana, que vive en Bruselas desde 2004, quería recoger a sus hijos -de 5 y 7 años- en el colegio y volver a su casa. "Pero nos aconsejaban no salir", señala. Había otra complicación: no podía coger el transporte para recorrer los 9 kilómetros que la separaban de su domicilio y a los compañeros que habían ido en coche no les dejaron moverlos hasta las 16. "Dejé tiempo para no entorpecer a ambulancias y demás y a las 13.30 salí con una compañera, con mucho cuidado, evitando las calles cortadas". Le llevó dos horas y por el camino se encontró con la gente dejando mensajes en el suelo en la plaza de la Bolsa. "Había mucha gente y un chico tocando; era un poco triste", describe. Los niños, que "no se dieron cuenta de nada", estaba en un patio, "atrás, un poco escondidos, por si acaso".

Mientras, su marido, en el "búnker" de la Comisión Europea recibía en el móvil los avisos del gabinete de crisis. "Empezaron con 'No os acerquéis al aeropuerto'; luego, 'No os acerquéis al barrio europeo'; siguió, 'No os acerquéis a las ventanas'...", cuenta. Él se había bajado en Maelbeek minutos antes de las explosiones. "No podía creerlo, es bastante duro cuando te das cuenta de que has pasado por muy poco". Ahora siente una mezcla de alivio y angustia.

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