La Unión Europea y Turquía sellaron ayer un acuerdo para empezar a expulsar hacia el país euroasiático, a partir de mañana, a todos los "migrantes irregulares" -incluidos los refugiados que huyen de guerras- llegados a Grecia. En su versión escrita, el pacto, del que recelan organizaciones como la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), obvia toda referencia a expulsiones colectivas y especifica que cada demanda de asilo será estudiada (y rechazada) de manera individual.

Acnur, precisamente, saludó la firma del acuerdo, pero no dejó de resaltar lo dificultoso de su cumplimiento, dado que la mayoría de las medidas que hay que adoptar para que tenga éxito todavía no se han tomado.

Por alusiones, el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, respondió que "hasta ahora no ha habido una sola crítica al trato que Turquía da a los refugiados".

Gastos del plan

Por el lado europeo, el presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, cifró los gastos de desarrollo del plan en 280 o 300 millones en los próximos seis meses. Un plan que necesitará el despliegue de 4.000 funcionarios de los Estados miembros y de las agencias europeas Frontex y Easo.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, presentó el acuerdo alcanzado con Ankara como "una propuesta equilibrada" que resulta aceptable para todos los socios, y que recoge las preocupaciones de Chipre, país muy reticente a acelerar el proceso de adhesión de Turquía al bloque comunitario hasta que el Gobierno turco reconozca a la isla.

El nuevo compromiso europeo es abrir antes del próximo mes de julio el capítulo 33 del proceso de adhesión de Turquía a la UE, el relativo a las provisiones presupuestarias, que se sumaría a la apertura de otros cinco capítulos ya pactados el año pasado.

Asimismo, los líderes europeos han aceptado agilizar el proceso para que los turcos que quieran viajar a la Unión no tengan que sacar un visado previamente. Esa pretensión de Ankara será satisfecha antes del 1 de julio, pero sólo si para entonces Turquía ha cumplido los demás requisitos exigidos.

Otro incentivo para que Turquía accediera a la firma del acuerdo es que los Veintiocho se comprometen a agilizar el pago de los 3.000 millones previstos para financiar proyectos destinados a mejorar las condiciones de vida de los refugiados en suelo turco. Y, cuando se acaben, se desembolsarán otros 3.000.

Concesiones

Con estas concesiones, la UE espera poder cerrar la vía de entrada de refugiados a través del mar Egeo. Para ello, ha diseñado un sistema denominado "uno por uno". Consiste en que por cada refugiado sirio que sea devuelto a Turquía, los socios aceptarán a otro. Pero con un tope: 72.000 personas. Es decir, que si la UE sólo acepta acoger a 72.000 refugiados por esta vía, sólo podrá expulsar a otros tantos. Se confía, por tanto, en que las devoluciones que empiecen a partir de mañana tengan un efecto disuasorio.