El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ordenó ayer la retirada del grueso de las fuerzas militares desplegadas en Siria al considerar que ya han cumplido su misión tras seis meses de operación aérea. El anuncio se produjo en coincidencia con el arranque de la conferencia de paz para Siria que, bajo los auspicios de la ONU, se celebrará en Ginebra. Putin telefoneó al líder sirio, Bachar al Asad, para transmitirle la decisión y comunicarle que Rusia mantendrá en Siria su base aérea de Jemeim y su capacidad aérea para controlar el cumplimiento del alto el fuego. "Nuestro bases, la marítima en Tartus y la de aviación en el aeródromo de Jemeim seguirán funcionando. Deben ser defendidas por tierra, mar y aire", precisó Putin. El líder del Kremlin recordó que Rusia utilizó durante estos 6 meses bombarderos, submarinos, buques de guerra y misiles antiaéreos.

En Ginebra, la delegación del Gobierno sirio entregó al mediador de la ONU, Staffan de Mistura, una lista de asuntos que propone discutir y le pidió que le aclare una serie de dudas sobre la composición de la delegación de la oposición. De Mistura anunció que planea celebrar tres rondas negociadoras: la iniciada ayer durará hasta el 24 de marzo y la seguirán otras dos de dos semanas cada una. El mediador admite que, al final, no espera tener un acuerdo pero sí una fórmula clara para lograrlo.