España e Italia temen que el cierre de la ruta balcánica las convierta en el destino de nuevas vías alternativas de acceso a la UE para refugiados e inmigrantes económicos irregulares. Así quedó ayer de manifiesto en la reunión de ministros de Interior e Inmigración de los 28 celebrada en Bruselas, en la que se analizó el impacto del preacuerdo alcanzado el lunes con Turquía.

"Si se cierra la ruta de los Balcanes y del Mediterráneo central, evidentemente, la tendencia o el peligro de que sea (la nueva ruta) el Mediterráneo occidental, de manera especial la costa argelina, marroquí, mauritana, senegalesa y, por parte de la UE, España, es evidente", afirmó el ministro español de Interior, Jorge Fernández Díaz.

Su colega italiano, Angelino Alfano, admitió, en todo caso, que "no hay pruebas por el momento" que apunten a un incremento significativo en las llegadas de inmigrantes irregulares a ese país. El ministro alemán de Interior, Thomas de Maizière, también expresó "preocupación" por la posible creación de "otras rutas", al igual que lo hizo el ministro de Inmigración de Holanda, país que preside la UE este semestre, Klaas Dijkhoff. "Tenemos que estar muy alerta sobre las rutas alternativas y creo que es bueno que discutamos medidas para evitarlas, mejor que esperar a que ocurra y luego reaccionar", declaró Dijkhoff a su llegada a la reunión.

Fernández Díaz llamó la atención sobre un aspecto que puede ser crucial en el periodo que ahora se abre: las malas relaciones comunitarias con Marruecos, suspendidas por Rabat a raíz de un fallo de la Justicia de la UE favorable al Sáhara occidental.

Entre tanto Turquía lanzó ayer unas serie de precisiones sobre el preacuerdo alcanzado con la UE, que todavía está siendo matizado antes de ser sometido a aprobación del Consejo Europeo la próxima semana. "El pacto afecta a quienes emprendan la migración ilegal después de que entre en vigor este acuerdo; no se aplicará a quienes ya están allí", precisó en Estambul su ministro de Asuntos Europeos, Volkan Bozkir, quien descartó que el pacto con la UE signifique para Ankara la llegada de "cientos de miles o millones" de personas. Bozkir estimó que se tratará de solo unos miles. "Lo más acertado sería decir unos diez mil", precisó el ministro.