Los bombardeos de la aviación de Rusia, principal aliado junto a Irán del régimen de Damasco, se intensificaron ayer en distintas partes de Siria, en las últimas horas antes del comienzo del alto el fuego cuya entrada en vigor estaba prevista para la pasada medianoche. Los alrededores de la capital fueron las zonas más castigadas.

El alto el fuego, pactado entre EE UU y Rusia hace dos semanas y cuya fecha fue precisada por las dos potencias el pasado lunes, ha sido aceptado tanto por el Gobierno del dictador sirio, Bachar Al Asad, como por la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), principal alianza de la oposición siria. La CSN cifró en 97 las facciones del Ejército Libre Sirio y de la oposición armada que han aceptado la tregua.

Por su parte, Rusia aseguró que los kurdos de Siria, el principal flagelo de los yihadistas del Estado Islámico, también se suman al alto el fuego. Los kurdos sirios son objeto de ataques esporádicos por parte de Turquía, que considera el territorio que dominan como el santuario y retaguardia de la guerrilla kurda turca del PKK. La tregua no afecta a los combates contra los grupos yihadistas, principalmente el Estado Islámico (EI) y el Frente al-Nusra, filial siria de Al Qaeda. Estos últimos avisaron ayer de que continuarán los combates porque "la verdadera negociación se da en el campo de batalla".

El director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman, explicó que aunque su organización constató un aumento de los bombardeos rusos, no se llegó a los niveles de otras semanas en los que hubo hasta 200 ataques aéreos por día.

Pese a haber sido impulsada al unísono por Rusia y EE UU, los dos padrinos de la tregua, el líder del Kremlin, Vladimir Putin, y el inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, expresaron ayer esperanzas muy dispares sobre la misma.

El acuerdo de alto el fuego impulsará el arreglo político en el país árabe, sostuvo Putin en una reunión con la plana mayor del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB). "Desde luego, entendemos y somos conscientes de que será un proceso de reconciliación complejo, de gran dificultad, pero no hay otra opción para llegar a un arreglo pacífico", subrayó el presidente ruso.

En Washington, Obama combinó el escepticismo ("ninguno de nosotros está afectado de ilusiones") con una seria advertencia a Rusia. El presidente de EE UU aseguró que "el mundo estará observando" a Rusia y a todas las partes implicadas en el conflicto. El cese de hostilidades es "un posible paso para lograr un fin al caos" y avanzar en el combate contra el EI, según Obama, quien precisó que no espera "que la violencia acabe de inmediato" porque el alto el fuego no cubre a los grupos yihadistas.