Un centenar de muertos es el último balance de los atentados perpetrados ayer por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en las ciudades sirias de Damasco y Homs. Cuatro explosiones mataron al menos a 62 personas en la capital y otras dos a 57 más en la tercera ciudad del país.

Los atentados fueron cometidos pocas horas después de que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, anunciara que había logrado un "acuerdo provisional" con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, para declarar un próximo alto el fuego en Siria.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, la principal fuente de información sobre lo que ocurre en el país árabe, indicó que los atentados de Homs fueron perpetrados con dos vehículos cargados de explosivos en el barrio Al Zahraa, de mayoría alauí, credo de la rama chiíta al que pertenece el presidente sirio, Bachar al Asad.

Asimismo, señaló que entre los fallecidos figuran al menos 39 civiles, mientras que el resto se desconoce si son civiles o pertenecen a las milicias del régimen. La agencia oficial de noticias siria, SANA, informó de que al menos 34 personas perdieron la vida en el doble atentado.

En Damasco

Mientras, en la periferia de Damasco, las explosiones se registraron en la zona de Sayida Zeinab, de mayoría chií, informó el Observatorio. La fuente precisó que dos de las explosiones fueron provocadas por sendos terroristas suicidas y otra por un coche bomba, mientras que las causas de la cuarta se todavía se están investigando.

El Estado Islámico reivindicó las explosiones de la capital a través de agencia Amaaq, afín al grupo terrorista.

Según esta fuente, dos suicidas hicieron detonar sus cinturones explosivos, después de que un coche bomba estallara en la misma zona.

El pasado 31 de enero, al menos 58 personas, según cifras del Observatorio, perdieron la vida en varias explosiones perpetradas por el EI en esta misma área de las afueras de la capital siria, que está protegido por el grupo chií libanés Hezbolá, próximo a Irán.