La guerra civil siria es el principal asunto que sobrevuela la Conferencia de Seguridad de Múnich, que reúne a destacados líderes mundiales. Apenas 48 después de que EE UU y Rusia llegaran a un acuerdo para un alto el fuego en Siria la próxima semana -que la oposición del país rechaza de plano- Moscú lanzó ayer una dura andanada contra Washington, a través de su primer ministro, Dmitri Medvedev.

El "premier" ruso criticó a la OTAN por la actitud que, dijo, mantiene ante su país y comparó la situación actual con la de la Guerra Fría. "A veces me pregunto si estamos en 2016 o en 1962", aseguró, en referencia a la llamada crisis de los misiles, uno de los peores momentos de la Guerra Fría, que situó al mundo al borde de la III Guerra Mundial.

A juicio de Medvedev, la OTAN se comporta de manera "no amistosa" frente a Rusia, cuando se debería actuar conjuntamente frente al terrorismo yihadista global. "El terrorismo es un problema de la civilización. Es ellos o nosotros. No hay medias tintas. Hay que poner de lado nuestras diferencias y mostrarnos unidos", aseguró.

Uno de los puntos claves donde la comunidad internacional debe cooperar, según Moscú, es en Siria, donde Rusia apoya al régimen del dictador Asad. Para Medvedev "no hay alternativa" al diálogo internacional porque lo esencial es preservar "la unidad" del país y "evitar una nueva Libia o un nuevo Afganistán", algo que sería "catastrófico".

Respecto a Siria, el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, expresó ayer en Múnich cierto pesimismo sobre el éxito de un posible alto el fuego, al que concedió menos de un 50 por ciento de posibilidades de salir adelante. "49 por ciento", sentenció Lavrov en respuesta a la pregunta al respecto. Su colega alemán, Frank-Walter Steinmeier, se mostró menos pesimista, al dar al éxito del alto el fuego, que no incluye ni las actividades defensivas ni las de combate de grupos yihadistas como el Estado Islámico, un "51 por ciento de posibilidades".

Más optimista quiso mostrarse el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, quien aseguró que habrá una oportunidad en los próximos "meses" para detener la guerra en Siria y avanzar en una solución política a esta crisis. "Espero que esta semana pueda ser una semana de esperanza. Este es el momento. Las decisiones de los próximos días y semanas, de unos meses, pueden acabar con la guerra en Siria", aseguró el dirigente estadounidense.

Kerry advirtió, no obstante, de que si no se aprovecha la actual oportunidad, la situación puede obligar a que se tengan que tomar "serias decisiones en el futuro". La "única forma" de detener la guerra en Siria es lograr un "acuerdo político" lo antes posible, ya que la falta de avances diplomáticos puede provocar una "escalada sin fin" de la violencia, aseguró.

El terrorismo yihadista fue otro de los problemas abordados ayer en Múnich. El primer ministro francés, Manuel Valls, alertó de que los yihadistas amenazan la pervivencia del proyecto europeo y dio por sentado que en los próximos años volverá a haber grandes atentados como los de Madrid, Londres o París. En consecuencia, Sostuvo Valls, es preciso que todos los socios asuman responsabilidades y un plan de seguridad común a toda la UE.