La conferencia de donantes para Siria, celebrada ayer en Londres, ha prometido "más de 10.000 millones de dólares para ayudar a la población siria" y a los refugiados que huyen de la guerra civil, según anunció el anfitrión de la cita, el primer ministro británico, David Cameron. El objetivo, superado, era recaudar 9.000 millones, aunque el problema de este tipo de compromisos es que, a menudo, no se llegan a materializar nunca.

En la conferencia, organizada por la ONU, Reino Unido, Alemania, Noruega y Kuwait, participaron líderes de más de 70 países y organizaciones no gubernamentales. Cameron destacó que la cantidad "no es la solución (al problema) de Siria pero ayudará a salvar vidas". Cameron insistió en que será necesaria una "transición política" en Siria y consideró imperativo detener cuanto antes la violencia en el país. Por ello pidió a Rusia que utilice su influencia sobre el régimen de Asad para ayudar a concretar un alto el fuego en Siria.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, destacó el esfuerzo de la comunidad internacional pues "nunca antes se había recaudado tanto dinero" en un día en ayuda humanitaria, al concluir la conferencia de donantes de Siria.

Como telón de fondo de la conferencia de Londres actuó durante toda la jornada la suspensión, a última hora del miércoles y hasta el próximo día 25, del diálogo de paz de Ginebra, que coincidió con el segundo día de una gran ofensiva militar del Ejército sirio y grupos afines sobre la provincia de Alepo, apoyados desde el aire con bombardeos rusos, que consiguió romper el asedio del Frente Al Nusra (la filial siria de Al Qaeda) en torno a dos localidades chiíes.

Mientras, el portavoz militar saudí, Ahmed al Asiri, anunció que el Ejército de su país está dispuesto a participar en cualquier operación terrestre en Siria si así lo requiere la coalición internacional contra el Estado Islámico liderada por EE UU. Arabia participa en la coalición desde el inicio de los bombardeos en septiembre de 2014.