El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, alertó ayer del "riesgo de supervivencia" del espacio sin fronteras Schengen, en un momento en el que los Estados miembros reintroducen "alegremente" controles en sus lindes para contener el flujo migratorio.

"Hoy reintroducimos alegremente los controles en las fronteras, mañana nos daremos cuenta de que ello tiene un coste económico considerable y pasado nos preguntaremos para qué una moneda única si no hay libertad de movimientos", advirtió Juncker en una comparecencia ante la Eurocámara.

El propio Juncker cifró la semana pasada en unos 3.000 millones el impacto que tendría la reintroducción generalizada de este tipo de controles en las fronteras interiores de la UE.

En la actualidad, siete países del espacio Schengen mantienen algún tipo de control sistemático en los pasos de sus fronteras interiores: Austria, Alemania, Suecia, Francia, Malta, Dinamarca y Noruega.

Así las cosas, el jefe del Ejecutivo comunitario insistió ante la Eurocámara en que la UE "está amenazada en sus cimientos" y pone en riesgo también su desarrollo, que podría ir "más allá" de lo que está avanzando.