Suecia y Dinamarca introdujeron ayer nuevas medidas para reforzar sus controles fronterizos con el objetivo de frenar la oleada de refugiados que desde Alemania buscan llegar a los países nórdicos. Suecia, tras comprobar que las inspecciones aleatorias puestas en marcha hace dos meses no tenían el efecto que esperaba, empezó a aplicar ayer controles de identidad a todos los viajeros que se desplacen en tren, autobús y en barco desde Dinamarca, de modo que quien carezca de documentos en regla no podrá entrar al país. La nueva normativa estará vigente durante seis meses, prorrogables.

Copenhague respondió a esta medida sueca instaurando de forma temporal controles en la frontera alemana para evitar situaciones de riesgo para el orden público y epeló a que los países nórdicos impulsen iniciativas similares.

"Hay un riesgo grave de que inmigrantes ilegales se queden en Dinamarca. Tampoco queremos ver a refugiados e inmigrantes caminando por las autopistas", declaró el primer ministro danés, el liberal Lars Løkke Rasmussen, en alusión a los episodios del otoño pasado.

Los controles estarán vigentes durante diez días prorrogables y serán de carácter aleatorio, resaltó Rasmussen, que informó a las autoridades europeas y a los gobiernos de los países vecinos.

"El control fronterizo no implica que vayamos a rechazar a los que piden asilo en Dinamarca. No descarto que implique incluso que más personas pidan asilo aquí", declaró el primer ministro danés, sin excluir que pueda imitar a Suecia en el futuro.

Suecia recibió el año pasado a 163.000 peticionarios, la cifra per cápita más alta en toda la UE y el doble que el año anterior, lo que hizo que el Gobierno de socialdemócratas y ecologistas pusiera fin a su generosa política de asilo.

Por su parte, Dinamarca ha registrado una subida notable (21.000 peticionarios en 2015, un tercio más), aunque el endurecimiento de su política de asilo ha reducido el flujo en los últimos dos meses. Los controles introducidos hoy por Suecia afectan sobre todo al puente del estrecho del Sund, que une Copenhague con la ciudad sueca de Malmo.

Los viajes en tren desde Copenhague podrían durar el doble de tiempo del habitual, según los cálculos de las autoridades, un perjuicio notable para los miles de personas que viven en un país y trabajan en otro y que a la larga podría afectar la integración en la región del Sund, que ronda los cuatro millones de habitantes.

Las autoridades danesas han implantado puestos de control en la estación de tren del aeropuerto de Kastrup, la última antes de cruzar a Suecia, para registrar a todos los que viajen a este país, que deberán afrontar un segundo control en Hyllie, del lado sueco. Los 1,2 millones de euros que se estima cuestan los controles serán asumidos a partes igualas entre las compañías ferroviarias danesa (DSB) y la del sur de Suecia (Skånetrafiken).