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Cambio en Latinoamérica · Reacciones

Nuevo amanecer para Venezuela

Emigrantes gallegos y sus descendientes reciben con "esperanza" la noticia, aunque prevén un camino "largo" en la "tarea gigante" que les espera

Roberto González. // Hermandad Gallega de Venezuela

"Venezuela amaneció de manera diferente. Hay sonrisas, alegría, el sol salió de otra manera. Parece que en vez de lunes sea domingo. Hay un ambiente festivo, de celebración, de máximo esplendor en las calles". A Camilo Rico le brotan las palabras del alma, dice, a borbotones, para explicar cómo vivía ayer el país en el que nació los resultados de las elecciones legislativas que dieron la mayoría a la coalición de la oposición a Maduro. "Llegas a los establecimientos y, pese a que no hay productos, la gente te dice con esperanza: hoy no lo tenemos, pero probablemente la semana que viene lleguen", añade.

María de los Ángeles Pose, también hija de gallegos (padre de Santiago y madre de Vilagarcía), enfatiza esa segunda parte que le preocupa: "Amaneció como el viernes, no hay nada para comprar porque el sistema productivo está quebrado". Pero también ella, que confiesa que no sabe cómo celebrarlo todavía, "vislumbra" un "hálito de esperanza" y habla de "un momento histórico" "un momento histórico"y de "optimismo" por "toda la situación de escasez e inseguridad". No obstante, los emigrantes o sus descendientes que hablan con FARO DE VIGO, coinciden en general que este es "un primer paso", como dice Pose, de un camino que prevén "largo" y "difícil" en la "tarea de gigantes" que les espera, añade Rico.

Por supuesto, como también añade este hijo de ourensanos, cada gallego es un mundo, y eso daría, según el censo del padrón de residentes ausentes del INE a 1 de enero de este año, un total de 46.885 mundos en Venezuela, cada uno con su propio "tinte", pero también se atreve a señalar que cree que la mayor parte de sus compatriotas comparte la "ilusión" por la "nueva andadura". Eso también tendría una explicación, ya que muchos gallegos entendieron el contexto lo suficientemente hostil estos años como para emprender el regreso a casa. Rico señala que "la inseguridad personal y jurídica ha hecho que la mayoría de las familias hayan tenido que dividirse y los que tienen negocios aquí mantienen el negocio y las expectativas de que dé un cambio, pero intentando llevar a sus familias a un sitio seguro".

Los gallegos tampoco son ajenos a la lucha cotidiana, como explica Pose, de enfrentarse a la falta de alimentos o medicinas en lo que define como "inframundo". Aparte, resalta también, del problema de la "inseguridad": "Hay miedo, te pueden matar por un móvil. No tienes miedo de la noche; tienes miedo de cualquier hora".

"Lo primero que se deterioró fue la seguridad. Cuando sales a la calle y no sabes si vas a regresar con vida, es suficiente para irte", corrobora José Manuel Iglesias, uno de los muchos gallegos que decidió desandar el camino hasta Galicia durante lo que Pose resume como "17 años de tantas angustias". Iglesias se pasó la noche esperando los resultados, pegado al ordenador. "Fue emocionantísimo", señala, y lo será más, augura, a partir de ahora. Siente "alegría" porque "el país tiene la oportunidad de resurgir" y, de paso, abrir posibilidades para todos, incluso para él, que no descarta volver: "Porque no hay nada. Es como mirar un país devastado, que sale de la guerra".

También Manuel Varela, de O Carballiño, que lleva 35 años en Venezuela y tiene negocios de restauración que aguantó esperando "momentos mejores", cuenta que vivieron el proceso electoral -que discurrió, enfatiza, "en paz y tranquilidad"- "con mucha emoción" e "intensidad, esperando los resultados". "Y muy felices todos porque pensamos que a partir de ahora puede haber una visión de país que más nos motive a trabajar y esto va a ser un impulso para agarrar un poco más de confianza", explica. Coincide con Rico en atisbar "otro semblante, otro ánimo en la gente", aunque también comparte con él que "va a ser un año muy difícil por la complicada situación económica del país". En todo caso, como Pose, considera que "se vislumbra un futuro mejor" pese a las "dificultades" que puedan acechar en el camino.

Como comenta Rico, si ese sendero cumple con sus "expectativas", "habría que reflotar" los barcos que llevaron a miles de gallegos a hacer las Américas, porque Venezuela, sostiene, es un país "extremadamente cálido y acogedor". "Esto abre la posibilidad de que quizás no sea inviable volver de nuevo", proclama.

Los gallegos, que afirman que el resultado era "esperado" aunque en algunos casos, como el de Pose, estén aún en "shock", mencionan también, en ese camino que a su modo de ver se inicia ahora, el diálogo, que no haya sectarismos. El objetivo al que aspiran, como apunta José Manuel, es a dejar de utilizar divisiones como "opositores y chavistas" para pasar a ser todos "venezolanos".

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