Turistas o residentes en la capital francesa, los gallegos que se encontraban en París la noche fatídica en la que varios ataques terroristas terminaron con la vida de 127 personas consiguieron esquivar la tragedia. Algunos, por encontrarse lejos de los distritos en los que tuvieron lugar los tiroteos, otros, más afortunados si cabe, por haber encontrado refugio en casas de amigos o por haberse retirado a descansar antes de que se desatase el horror. Todos hacen un relato similar de su experiencia, de lo que han visto y sentido en las últimas horas, del miedo y la inseguridad que les produce el hecho de que el objetivo elegido en esta ocasión por los islamistas haya sido gente como ellos, ciudadanos de a pie que tomaron la decisión de estar en un lugar equivocado a la hora equivocada.

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Sanos y salvos, todos ellos regresarán poco a poco a sus vidas, en París o lejos de una Ciudad de la Luz envuelta ahora en sombras. Los estudiantes se refugiarán en sus libros, quienes trabajan intentarán pasar página volviendo a la rutina, a unas costumbres que se han visto modificadas por el estado de emergencia decretado por el Gobierno galo, por la importante presencia militar en las calles, por el cierre temporal de negocios, por el temor a que las escenas de pánico y la sangre vuelvan derramarse en las calles cualquier otro día.

Aliviados, sienten como propio el pesar de quienes han perdido a sus seres queridos y guardarán para siempre en su memoria el día en que pudieron haber sido víctimas de la barbarie y se salvaron.

CÉDRIC BOUCHARD"Tengo a mi familia allí y temen que esto vaya a más"

Cédric Bouchard, trabajador social y fabricante de juegos infantiles, es francés, pero reside en Vila de Cruces. Toda su familia vive en París, "Todos están bien pero con mucho miedo, porque temen, tememos, que esto vaya a más". "Ha sido una conmoción muy fuerte y sé que es distinto vivirlo de cerca". A su juicio, "estos hechos son el resultado de la política internacional de los últimos años, y espero que haya algún tipo de repulsa pública por parte de la sociedad civil".

GONZALO VÁZQUEZ"La presencia policial se ha triplicado en las calles"

El joven de Vilaboa Gonzalo Vázquez cenaba el viernes en el centro de París cuando el restaurante les comunicó que cerraba y percibió el trajín policial. Una llamada le alertó de lo que sucedía. "Estoy todavía en shock", comentaba ayer. Advierte un cambio respecto al atentado contra la revista "Charlie Hebdo". "Hoy han disparado de forma indiscriminada. La presencia de policía y militares se ha triplicado en las calles. La sensación general es de intranquilidad", comentó.

ANA JORGE DIÉGUEZ"Hay que hacer vida normal para evitar el miedo"

Hija de emigrantes, Ana Rodríguez Diéguez nació en París, aunque hace algún tiempo que fijó su residencia en Rodeiro. "Tengo a mi madre allí, y tanto ella como los amigos de la familia están bien, pero intentando reponerse, intentando hacer vida normal para que el miedo no se apodere de ellos", explicó. En todo caso, no puede evitar estremecerse al imaginar lo ocurrido: "La verdad es que es un horror", apunta.

PILAR BELLO"Nos refugiamos en casa de una amiga; estábamos en shock"

Pilar Bello, de Vigo, lleva un año y medio en París, donde cursa un máster de Psicología y trabaja como niñera. A la hora de los atentados, celebraba el cumpleaños de un amigo. en un restaurante cerca de Bataclan. Empezaron a recibir información y la preocupación fue en aumento. "A la hora más o menos, la propietaria nos dijo que iban a apagar las luces porque se decía que los terroristas andaban por el barrio. Entramos en pánico. Esperamos allí hasta la una de la mañana. No sabías si era más seguro quedarte o irte. Después, fuimos a casa de una amiga en la misma calle del Bataclan. Vivo en la otra punta de la ciudad y no tenía manera de volver. Nos quedamos allí hasta las tres de la tarde. Estábamos en shock".

SAMUEL VÁZQUEZ Y LUCÍA VALEIRAS"Se nota el miedo y muchos negocios están cerrados"

Los ourensanos Samuel Vázquez y Lucía Valeiras llegaron a París el viernes para disfrutar del fin de semana. Visitaron la torre Eiffel y los Campos Elíseos y regresaron pronto a su hotel, lejos del centro. Dormían en la hora fatídica. Samuel se despertó de madrugada y tenía el móvil colapsado. "Salimos a comer, pero hay poca gente en la calle; hay miedo y muchos negocios están cerrados", explica Samuel Vázquez, hijo del exlíder del PSOE gallego Pachi Vázquez y portero de la Unión Deportiva Ourense.

MARÍA BRAÑAS COSTAS"Ya había cierta psicosis y a partir de ahora será mayor"

La viguesa María Brañas Costas, profesora de español en un instituto cerca de Versailles, vivió la noche de los atentados desde su apartamento en París. "Nos han recomendado -explicó- no salir de casa pero bajé a la calle a la farmacia y al supermercado. El transporte estuvo cortado y ahora (una de la tarde) parece que lo han abierto. Como no tengo televisión, me informo por internet y la radio pero todo parece un poco confuso", indicó. "Vi a muy poca gente, solo tres personas cuando un sábado por la mañana hay mucha más. Cuando me enteré de los atentados, entré en shock. Antes, ya había una cierta psicosis y a partir de ahora será mayor, sobre todo, en ciertos barrios de población musulmana".

PAULA BAÚLDE"Hoy no salimos de casa, la incertidumbre es tremenda"

"Estaba en casa con mis padrinos que me vinieron a visitarme", explicaba ayer Paula Baúlde Portas, una vilanovesa de 29 años que trabaja para una empresa de organización de eventos en París. Esta visita evitó que acudiese a la zona donde se produjeron los ataques. Allí quedó bloqueda hasta las cuatro de la mañana una amiga con la que suele quedar. Reconoció sentir miedo y aseguró que ayer "no salimos de casa, nos pasamos el día jugando al Monopoly porque la incertidumbre es tremenda".

ADOLFO VILLAR"La gente está harta de violencia y recelosa de lo musulmán"

"La gente de París está bastante traumatizada y algo harta de esta violencia y recelosa de los musulmanes, aunque muchos radicales son jóvenes ciudadanos franceses, ya nacidos aquí y convertidos al Islam", señala el cangués Adolfo Villar, que vive a caballo entre la capital francesa y Cangas. Ahora está en Francia y el viernes había salido al cine. "Fuimos a ver la última de James Bond, pero a última hora de la tarde, y los atentados ya nos pillaron en casa. En la siguiente sesión ya hubo que evacuar el cine donde habíamos estado poco antes". Reside en el sur de París, lejos de la zona donde se produjeron los tiroteos y aunque "hay preocupación, no se aprecian grandes problemas".