La OTAN reforzó ayer a las fuerzas de seguridad afganas para intentar recuperar Kunduz, la estratégica ciudad tomada el lunes por los talibanes, en su primera victoria desde 2001. La Alianza tiene, dentro de la misión "Apoyo Decidido", unos 4.000 militares en labor de asistencia y capacitación de tropas afganas, aunque sin mandato para entrar en combate. Por su parte, Estados Unidos cuenta con un dispositivo de combate de unos 9.800 militares. Las fuerzas de Washington bombardearon el lunes objetivos talibanes a las afueras de la ciudad y ayer en las proximidades del aeropuerto, a unos diez kilómetros de Kunduz.

Al menos 160 milicianos talibán murieron de resultas de los bombardeos de los aviones estadounidenses, entre ellos el recién estrenado "gobernador" talibán de Kunduz, según los servicios de Inteligencia de Afganistán.

Las fuentes confirmaron en un comunicado que el responsable talibán en Kunduz falleció en el curso de un bombardeo y aseguraron que "su muerte supone un duro golpe para la moral y los planes de los talibanes".

El hospital de Médicos Sin Fronteras, el único operativo en la ciudad, atendió desde que se produjo el ataque al menos a 252 heridos -66 de ellos en estado crítico- de los que 55 son niños. En esas cifras no se incluyen las bajas talibanes. Fuentes oficiales de Kunduz reclamaron al Gobierno afgano que lance una operación militar contra los talibanes. Las autoridades locales afirmaron, desde el aeropuerto, donde están refugiadas, que los talibanes atacaron el aeródromo el martes por la noche y que los combates se prolongaron durante varias horas.