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Avalancha de refugiados en Europa

Gallegos implicados en el conflicto de los refugiados

Un cámara de televisión,una estudiante erasmus, una realizadora y una antropóloga viven la crisis migratoria desde Serbia y Hungría

Refugiados durante la carga policial en el campamento de Horgos (Serbia). // Médicos Sin Fronteras

Después de que las autoridades húngaras desalojaran de forma abrupta el campamento de refugiados localizado en Röszke (Hungría), un pueblo próximo al linde entre los países de la Europa del Este, el epicentro de la crisis migratoria acrecentada en las últimas semanas en Europa se encuentra actualmente en Horgos (Serbia), una localidad cercana a la frontera entre Serbia y Hungría.

Durante el pasado fin de semana, antidisturbios y militares cerraban el campamento de Röszke desalojando a los migrantes en su ruta hacia Alemania, a las ONG que se encontraban interviniendo en la zona y a los medios que lo retrataban y retransmitían al resto del mundo. Armados con gases pimienta, gases lacrimógenos y chorrazos de agua a presión, obedecían a la decisión del gobierno de desprenderse de la emergencia social que lo acuciaba. La evacuación llevaba ejecutándose varios días, con un trasiego constante de autobuses y trenes que transportaban a los exiliados a la frontera austro-húngara.

El asentamiento de refugiados de Röszke había sido un punto de cruce estratégico durante las últimas semanas. Una corriente que rondaba las 3.000 personas diarias retrataba un éxodo que, bajo la consigna "mamá Merkel" buscaba asilo en Alemania, huía de los conflictos bélicos y de la miseria de su país hacia su destino deseado.

El lunes por la noche partió el último tren. La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) explica cómo sus trabajadores humanitarios asistieron a mujeres embarazadas y a personas con heridas y problemas respiratorios en una zona regida por el caos.

En el lado serbio e impidiendo el avance hacia Hungría, la violenta intervención de la policía y el ejército húngaros del miércoles por la tarde implicó el uso de cañones de agua y gases lacrimógenos, derivando en el daño a personas que terminaron sufriendo heridas por balas de plástico, daños en sus ojos producidos por los gases o con lesiones provocadas por intentar saltar la valla de la frontera

Como comenta el organismo internacional, "El cierre de la frontera húngara provocó que la mayoría de los refugiados que esperaban cruzar desde Horgos (Serbia) a Hungría se dirigieran a otros puntos fronterizos en busca de alternativas para llegar a su destino. Ayer, la policía croata registró la llegada de 1.500 personas cerca de la localidad de Sid, pero las cifras de las autoridades serbias cifraban en 4.000 el número de salidas hacia Croacia. Equipos médicos de MSF están hoy desplegados en Horgos y en Miratovac, en el sur, así como en la frontera con Croacia", comenta María Díaz, delegada de la zona noroeste de España de MSF.

De este modo, desde la ONG explican que "tras el cierre de la frontera por parte de Hungría, unas 5.000 personas permanecían varadas en tierra de nadie (el área situada entre los controles fronterizos) bloqueadas por la valla erigida por Hungría. En Horgos apenas quedan ahora entre 500 y 1.000 personas esperando que las autoridades húngaras abran la frontera. Algunos autobuses con refugiados se han dirigido directamente desde Presevo, al sur de Serbia, hacia la frontera croata".

El conflicto también se despliega en otras zonas con campamentos improvisados como el de Nickelsdorf (Austria), el paso previo a la estación de Viena y de su destino final, Alemania. Más de 3.000 migrantes cruzaron a pie desde Hungría durante la última semana hasta allí.Esta nueva oleada de entradas masivas colmó el límite de la capacidad de los servicios de emergencia cuando en plena madrugada, tan solo en tres horas bastaron para que más de 1.700 personas cruzaron la frontera. Exhaustos, los refugiados llegaban en tren desde Hegyeshalom y desde allí caminaban a pie hasta una localidad próxima, el pueblo de Nickelsdorf, ya en suelo austríaco, que ahora es un nuevo asentamiento de exiliados.

En su periplo por la obtención de asilo, algunos migrantes también ansían acceder a países como Suecia, estados del bienestar que suponen un oasis para los que escapan de la guerra y del hambre. La mayor parte de ellos solo dejará que les tomen las huellas dactilares en países similares, con economías pujantes como las de Alemania, ya que actualmente, Turquía, Grecia, Hungría, Serbia, Croacia o incluso España no representan para los refugiados una buena opción en la que construir un futuro.

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