El primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, intentó ayer zanjar con un pago de 2.500 euros la polémica desatada por su uso de un avión oficial para desplazarse a Berlín el pasado sábado a ver la final de la Champions. Esos 2.500 euros corresponden a lo que Valls calcula que costó desplazar con él a dos de sus hijos, aunque todos los observadores se han manifestado de acuerdo en que la presencia de los vástagos del "premier" no encareció el vuelo.

En cuanto a su propio desplazamiento, a pesar de que Valls aseguró que no lo repetiría si tuviese la oportunidad de elegir, el primer ministro sostiene que fue legítimo. Se estima que el coste del vuelo Poitiers-Berlín-París en el Falcon oficial fue de unos 20.000 euros. A bordo de la aero nave oficial viajaron la tripulación de la misma, un médico, los miembros del equipo de seguridad, algunos consejeros de Valls y dos de sus tres hijos.

El primer ministro galo hizo ayer una breve declaración, durante una visita a la isla de La Reunión, en la que reconoció que, a la vista de las reacciones de la oposición y los medios de comunicación, se equivocó. "No lo volvería a hacer. Y para despejar cualquier duda, he decidido asumir el costo del viaje de mis dos hijos, es decir 2.500 euros", indicó el jefe del Gobierno francés.

No obstante, el primer ministro socialista insistió en la pertinencia de su desplazamiento, ya que, aseguró, se trató de un "desplazamiento oficial" y por eso recurrió a "los medios puestos normalmente a disposición del primer ministro". Sin embargo, el mandatario francés aseguró que también es "sensible a la reacción de los franceses", por lo que admitió su deber de "encarnar un comportamiento perfectamente riguroso".

La declaración de enmienda llegó tras 72 horas de continuos ataques de la oposición y parte de la prensa, y horas después de que se hiciera pública una encuesta según la cual a un 77% de los franceses les chocaba el uso que hizo Valls de un avión oficial para ir a ver un partido de fútbol en la que no jugaba ningún equipo francés. La final de la Champions fue disputada el pasado sábado entre el Barcelona, club del que Valls, de origen catalán, es acérrimo seguidor, y la Juventus de Turín, derrotada por 3-1 por los culés.

El presidente de la UEFA, el francés Michel Platini, intentó el miércoles tender un capote al primer ministro, al señalar que hace unos meses le había dicho que si el Barcelona llegaba a la final de la Liga de Campeones lo invitaría a la misma. Platini añadió que antes del encuentro se reunió con Valls para hablar de la Eurocopa que organiza Francia el año próximo y de la situación creada por la dimisión del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, envuelto en un escándalo de corrupción. Sin embargo, la intervención de Michel Platini no logró rebajar el nivel de las críticas dirigidas contra Valls, por lo que éste se vio obligado ayer a dar este nuevo paso adelante.