El continuo avance de los yihadistas del grupo Estado Islámico, que ya controlan la tercera parte de Irak y la mitad de Siria (unos 300.000 kilómetros cuadrados), movió ayer a los países de la coalición internacional antiyihadista a reunirse en París para debatir nuevos y más eficaces medios de combatir al EI.

Los miles de bombardeos que desde hace casi un año se han hecho sobre los dos países citados han dado muy magros frutos, como ha puesto de manifiesto recientemente la conquista de la ciudad siria de Palmira y de la iraquí de Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar.

El primer ministro iraquí, el chií Haidar al Abadi, reclamó a los miembros de la coalición ayuda para interrumpir los flujos financieros del Estado Islámico y que le ayuden a atajar la entrada de combatientes extranjeros que se integran en el grupo terrorista, sobre todo desde Siria, adonde llegan vía Turquía desde todo el mundo.

Abadi insistió en que Bagdad necesita apoyo internacional para evitar que el EI pueda vender petróleo y objetos del patrimonio cultural que ha saqueado -los últimos provienen de la siria Palmira-, y que constituyen su principal fuente de financiación. Abadi sostuvo además que la crisis siria "necesita una solución política" porque es de ese país vecino, en guerra civil desde 2011, del que, dijo, ha venido la desestabilización de Irak.

Los coaligados apoyaron la "hoja de ruta" de lucha contra el Estado Islámicopresentada por Bagdad, pero insistieron a Abadi en que tiene que llevar a cabo una política "más inclusiva" con respecto a los suníes, preteridos de los órganos de poder desde que la invasión estadounidense de 2003 acabó con la dictadura del suní Saddam Hussein.

Violencia sectaria

Desde entonces han sido miles las personas de una y otra rama del islam que han muerto en actos de violencia sectaria. Los reunidos en París resaltaron ante Abadi que las tribus suníes muestran enormes recelos ante las tropas iraquíes, con mayoría de mandos chiíes, y sobre todo ante las milicias chiíes, armadas y protegidas por Irán, que incluso ha destacado sobre el terreno a alguno de sus mejores militares, como el general de la Guardia Revolucionaria Qasem Soleimaini.

El subsecretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, coincidió con el anfitrión de la reunión, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, en que la campaña contra el Estado Islámico "será muy larga, pero la ganaremos si seguimos unidos y decididos".

Blinken respaldó los planes del Gobierno iraquí para reforzar su ejército, los cuerpos policiales y las milicias tribales bajo un mando unificado, y admitió que necesitan cohetes anticarro para poder afrontar de forma eficaz los ataques con coches o camiones bomba del Estado Islámico.