Fundador del partido popular luso

Alberto João Jardim: "Soy esencialmente un pecador"

"Portugal se ha convertido en una provincia de Alemania", afirma el político portugués

Alberto João Jardim. // FdV

Alberto João Jardim. // FdV

NATALIA VAQUERO (Epipress) | Madeira

Alberto João Jardim (Funchal, 1943), seguramente el decano de los presidentes democráticos de todo el mundo, está enfurecido y aún no ha dicho la última palabra sobre su futuro político, después de que Pedro Passos Coelho pretenda cortar su imparable carrera al impedirle optar a un nuevo mandato como presidente de Madeira, cargo en el que lleva 37 años. El fundador del partido popular luso se revuelve como gato panza arriba ante la decisión personal del primer ministro de Portugal de condenarlo al ostracismo político después de casi cuatro décadas en la Quinta da Vigia, el histórico palacete que ha visto desfilar desde la reina Adelaida de Inglaterra a la familia del zar Nicolás I. Como orgulloso anfitrión, Jardim ha recibido a Margaret Thatcher o su gran amigo Cristiano Ronaldo, a quien considera el madeirense más importante de la historia de esta isla atlántica de 270.000 habitantes, situada a 400 kilómetros de Tenerife. "Portugal ha pasado a ser una región de Alemania", se queja sin cortarse un pelo este periodista reconvertido en aguerrido y provocador político, enemigo público número uno de Lisboa, que lo mismo se autodefine como un "pecador" católico y apostólico que enarbola la bandera de Syriza contra la austeridad impuesta por Angela Merkel a los países del Sur de Europa.

-Señor Jardim, ¿no le parece que con 37 años al frente de un gobierno ya está bien?

-O se cree o no se cree en la democracia y aquí lo único que sucede es que me he presentado diez veces a las elecciones y he ganado las diez veces con mayoría absoluta. El pueblo es soberano. Vamos a ver si puedo entrar en el Libro Guiness de los récords.

-Pero es que lleva desde 1974 al frente del PPD-PSD luso.

-Sí, es lo que sería el PP de España pero a mí no me gustan nada los neoliberales. Mi socialdemocracia no se entiende y por eso estoy mal con mi partido. Los políticos del PSD luso y del resto de Europa ahora son neoliberales sin valores. La nueva Europa no es mi Europa y no es socialdemócrata.

-¿Por qué decidió cambiar el periodismo por la política?

-Yo estudié Derecho en Coímbra, pero en 1974 me pidió la Iglesia que me hiciese director de su periódico en la isla. La verdad es que echo de menos escribir. Mis dos amores son la política y el periodismo.

-¿Qué lugar ocupa Madeira en su corazón?

-Tengo un peculiar complejo de Edipo con Madeira. Soy hijo único y mi padre murió cuando yo tenía 11 años. Me crié con mi abuelo materno y con mi madre, que era muy católica y muy conservadora. Veo en mi tierra también a mi madre.

-¿Cómo se relaciona usted con la religión?

-Soy cristiano católico nada dogmático. Solo comulgo con los dogmas que me convienen. Soy esencialmente un pecador. Me gusta mucho el Papa Francisco. Juan Pablo II estuvo en Madeira y Ratzinger es un intelectual brillante que tuvo el coraje de decir que no hay fe sin racionalidad, así que admitió el racionalismo. Francisco está dejando claro que la Iglesia no es una ONG, tiene que ser madre y maestra. Lo que echo de menos es la opinión política de la Iglesia.

-¿Encaja con resignación cristiana la decisión de su partido de imponerle un sucesor?

-Desde luego que ese no era mi candidato, pero quiero dejar claro que no me echan; me voy yo.

-¿Significa que deja la política?

-Eso nunca se sabe. Hay quien me pide que opte a la Presidencia de la República.

-¿De veras aspira a convertirse en presidente de Portugal?

-No hago planes. Es más excitante aprovechar las oportunidades. Están recogiendo firmas para que concurra a las elecciones generales, pero ya tengo 72 años y en 2011 sufrí un infarto. De todas las formas, sería casi imposible ganar esas elecciones.

-¿Por qué?

-En Portugal no hay una democracia, sino una partitocracia y las elecciones nacionales y regionales las ganan los partidos, no las personas. Afortunadamente están surgiendo otro tipo de formaciones que van a enterrar a los viejos partidos, a los tradicionales, que han entregado Portugal al gran capital europeo. Portugal se ha convertido en una provincia de Alemania.

-¿Tan mal lleva la austeridad impuesta por Merkel?

-La austeridad es un error y lo voy a seguir diciendo con todas mis fuerzas.

-¿Ha llegado a pensar en crear un partido?

-No tengo edad para crear un nuevo partido, pero si aparece uno equilibrado de centro izquierda y centro derecha le daré mi apoyo. ¿Sabe que tengo mucho aprecio por Syriza? Me produce mucha ternura.

-¿Qué le provoca esa ternura?

-Syriza, en una situación peor que la de Portugal, ha sido suficiente para poner a pensar a las personas.

-¿Qué quiso mostrar cuando se puso una boina negra griega y mostró su solidaridad con el Gobierno de Tsipras?

-Es que soy un provocador. La política sin provocación es conformismo. Me puse la boina griega y un cartel que decía: "Je suis Syriza". Quería honrar el coraje griego ante Alemania.

-¿Debió José Sócrates, ahora en la cárcel, evitar el rescate de Portugal?

-No pudo evitarlo. Su ministro de Finanzas le había aconsejado pedir el rescate mucho antes, pero Sócrates se negó. Fue un error y cuando tuvo que hacerlo se vio obligado a negociarlo con unas condiciones aún más duras.

-¿Cómo valora el trabajo de Passos Coelho durante esta crisis?

-Heredó una situación muy mala, pero no ha tenido coraje para plantar cara a Europa.

-¿Cómo?

-Aconsejé a Passos Coelho impulsar un bloque desde Irlanda hasta Chipre para plantar cara a la austeridad impuesta por la troika.

-¿Qué le respondió el primer ministro?

-Que esa postura desprestigiaría a Portugal. Así que todos se alinearon y se comportaron como buenos hijos ante Merkel y el capital europeo. Si hubiésemos creado ese bloque, los ajustes no habrían sido tan brutales para los países que más han sufrido la crisis.

-Señor Jardim, ¿es consciente usted de que es tan odiado como admirado?

-Soy muy odiado, es verdad.

-¿Quién le odia?

-Los radicales de izquierda y de derecha, la gente sin sentido del humor, los ingleses que dominaban la isla, los terratenientes a los que quité sus tierras y los periodistas que piden mi cabeza con total incompetencia porque yo sigo aquí. Tampoco gusto en mi propio partido.

-Dígame, por favor, cuál es la clave de su éxito.

-Cuando yo llegué en 1978 a la Presidencia, Madeira era la tierra más retrasada de Portugal y estaba sometida a una dominación colonial de Lisboa y de las ricas familias inglesas. La gente vivía en la miseria. Aquí no había dinero, así que eché mano del crédito y pedí financiación a la Banca. Aquí se han creado autopistas, centros de salud, institutos, se paró la emigración, bajó el paro y acabé con el sistema feudal de propiedad de las tierras. ¡Menudo follón creé a los terratenientes que aún no me pueden ni ver! Mi derecha es más comunista que la de muchos comunistas. A medida que pasa el tiempo soy más de izquierdas que antes.

-Su lema ha sido: "con millones hago inauguraciones, con inauguraciones gano elecciones", ¿qué pasa cuando desaparecen los millones por culpa de la crisis?

-Lisboa impuso otra troika para Madeira porque Passos Coelho no soportaba que en 2011 yo volviese a ganar las elecciones. Soy el enemigo público a combatir desde Lisboa. Cuando vencí, me aplicaron un plan de ajuste especial y durísimo.

-Señor Jardim, ¿con qué ánimo afronta la mudanza de la Quinta da Vigia?

-Ya se verá. Aquí había hace mucho tiempo un cementerio y el palacete se llamaba la Quintas das Angústias, residencia de la reina Adelaida de Inglaterra, de los familiares del zar de Nicolás I Rusia y de la familia real sueca. Yo le cambie el nombre porque no quería vivir en un sitio con referencias a la angustia. Por aquí ha pasado todo tipo de gente. Un día, Margaret Thatcher y su marido, Denis, estaban aquí tomando un gin-tonic, cuando ella comenzó a criticarme por mirar hacia Europa y menguar la histórica alianza con Inglaterra. Yo le respondí que hasta Tony Blair se planteaba un referéndum para decidir sobre la entrada de la libra en el euro. Me dio un golpe en el hombro y exclamó: ¡That idiot!". Margaret Thatcher era fantástica, pero el visitante que estoy más orgulloso de recibir es Cristiano Ronaldo.

-¿Cómo es?

-Es un amigo, el madeirense más importante de nuestra historia. A Cristiano, como a mí, le gusta la juerga, pero somos, además, muy disciplinados.

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