Cruciales elecciones en Israel

Netanyahu acusa a los laboristas de querer derribarle con dinero extranjero

Alta participación en unos comicios legislativos en los que los sondeos realizados a pie de urna arrojan un empate técnico a 27 escaños y dan la tercera plaza a los árabes

Herzog habla a su socia, Livni, en un colegio de Tel Aviv. // Reuters

Herzog habla a su socia, Livni, en un colegio de Tel Aviv. // Reuters

agencias

El primer ministro israelí saliente, el conservador Benjamin Netanyahu, que buscaba ayer en las urnas un cuarto mandato al frente del Ejecutivo, mantuvo una actitud belicosa durante toda la jornada de las elecciones legislativas, en la que la ley permitía seguir haciendo campaña, al menos en internet.

El punto más alto de sus invectivas lo alcanzó Netanyahu al acusar a sus grandes rivales, los laboristas ("la izquierda", dijo), de tratar de derribarle "con financiación extranjera" e impedir que se impusiera en unas elecciones cuyos resultados no se esperaban hasta la pasada madrugada.

En espera de esos datos definitivos, los sondeos a pie de urna difundidos al cierre de los colegios (las diez, hora local; las nueve en España) daban un empate técnico a 27 escaños entre el Likud de Netanyahu y la Unión Sionista, coalición de los laboristas de Isaac Herzog y los centristas de Tzipi Livni. La participación, la más alta desde 1999, era del 65,7% dos horas antes del cierre de los colegios.

La encuesta divulgada por el Canal 10 otorgó a ambas formaciones 27 escaños, mientras que el Canal 2 dio 27 a la Unión Sionista y 28 al Likud. Cualquiera de los dos resultados era mejor para ambas formaciones que los que les habían atribuido las encuestas de campaña, que daban a la coalición de Herzog entre 24 y 26 de los 120 escaños en disputa y al Likud le concedían entre 20 y 22. La mayoría absoluta se cifra en 61 diputados.

Ambos sondeos coincidieron en situar como tercera fuerza política a la Lista Árabe Conjunta, la unión de varios movimientos de la minoría árabe que lograría 13 escaños. Para el Canal 2, los árabes, que han mostrado su disposición a pactar con Herzog, irían seguidos de los partidos centristas Yesh Atid (12 escaños) y Kulanu (10 asientos). El grupo derechista Hogar Judío (Bayit Yehudi) -con el que Netanyahu se ofreció ayer mismo a formar Gobierno, a la vez que negaba la posibilidad de una gran coalición- sería el siguiente por número de diputados (8), mientras que los ultraortodoxos del Shash lograrían 7. Otra formación ultraortodoxa, Judaísmo Unido de la Torá, tendría 6 escaños y la formación de izquierda Meretz cerraría la Knesset con 5 representantes.

Sin embargo, la encuesta del Canal 10, tras los 13 escaños de la Lista Árabe Conjunta concedía 11 a Yesh Atid, 10 a Kulanu y 8 a Hogar Judío. Por detrás quedaban el Shas (7 diputados), Judaísmo Unido de la Torá (también 7) y Yisrael Beiteinu y Meretz, ambos con 5 representantes.

En esas condiciones, o en las que finalmente arrojen los resultados definitivos, Likud y Unión Sionista deberán explorar todo tipo de combinaciones, aunque los expertos aseguran que tiene más posibilidades de montar una coalición de Gobierno el grupo conservador de Netanyahu, que en la última legislatura iba de la mano de grupos ultras.

Tras conocer las acusaciones de Netanyahu, de inusitada dureza incluso para una campaña electoral en la que Israel se jugaba seguir en la radicalización o avanzar hacia la moderación, el líder laborista Herzog anunció que le daba "vergüenza" la sensación de "pánico" que desprendía Netanyahu en la rueda de prensa que ofreció por distintas plataformas de internet.

Netanyahu, que ya gobernó entre 1996 y 1999, lo ha hecho también desde 2009. "Quien quiera un primer ministro preocupado por la ciudadanía, que no incite a la división o la cause, debe levantarse y salir a votar", agregó Herzog al instar a los suyos a acudir a los colegios para darle un último empujón.

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