El régimen chino desplegó hoy un masivo operativo policial y militar en el centro de Pekín, en la plaza de Tiananmen y alrededores, para combatir el recuerdo a la matanza que se produjo hace hoy 25 años y que puso fin a casi siete semanas de protestas contra la corrupción y a favor de la democracia.

Ninguna conmemoración fue permitida hoy en China, dada la importancia de esta sensible efeméride para el Gobierno, que lleva preparándose meses para que este día pase desapercibido con una campaña de represión que se ha cobrado ya 50 víctimas, entre arrestados, interrogados o desaparecidos, según datos de organizaciones defensoras de los derechos humanos.

No obstante, la masiva presencia de agentes de policía -uniformados y de paisano-, militares armados, o las continuas patrullas por los alrededores de Tiananmen evidenciaban que hoy era un día especial.

Cualquier visitante que tratara de acceder al enclave tuvo que pasar por un arco de seguridad así como someterse a un registro policial en una de las garitas que fueron instaladas en la capital después de que hace ocho meses un coche invadiera la acera de Tiananmen y arrollara a los viandantes, causando 5 muertes.

A ningún periodista le fue permitido hoy grabar en la plaza, hablar con sus visitantes, estar dentro o en los alrededores, alegando razones de "legislación china", a pesar de que portara el permiso de periodista que autoriza a trabajar en el país asiático, según pudo comprobar Efe.

La psicosis de las autoridades fue tal que los cientos de agentes de seguridad superaban hoy en número a los turistas que se hacían fotos en la plaza o frente al retrato de Mao a las puertas de la Ciudad Prohibida, ajenos a la histórica fecha, en la que murieron entre cientos y miles de personas, un número aún desconocido.

Los minuciosos controles han provocado que la visita turística al lugar se volviera desesperante, como vivieron algunos viajeros que trataban de acceder y que en algunos casos tuvieron que esperar una media hora de pie para que les permitieran la entrada.

Además del control en el centro de la capital, las autoridades activaron hoy su maquinaria de censura en las principales redes sociales de internet, como Weibo -similar a Twitter-, donde fueron bloqueadas las búsquedas de palabras relacionadas directamente con la masacre como "Tiananmen" o "25 años" así como referencias en clave al número 64 (por el 4 de junio).

Los medios guardan silencio

El silencio también recayó hoy sobre los medios de comunicación oficiales, a excepción de uno, el diario oficial "Global Times", que publicó un editorial titulado: "Tras 25 años, la sociedad sigue firme en su camino".

"La generación joven ha evitado ser engañada por las fuerzas antagónicas al sistema político actual de China. La sociedad china nunca ha olvidado el incidente ocurrido hace 25 años, pero no hablar de ello evidencia la actitud de la sociedad", reza el texto, que critica la actitud de Occidente.

El portavoz chino de Asuntos Exteriores Hong Lei ratificó esta idea hoy en rueda de prensa, donde se limitó a señalar que el Gobierno ya había llegado a una conclusión sobre Tiananmen y defendió el progreso que China ha conseguido en los últimos 30 años.

"Los líderes saben que son culpables de disparar a la gente. No lo admiten debido al interés del Partido y al suyo personal", opina al respecto Zhang Xianling, la cofundadora de "Madres de Tiananmen", una agrupación que reúne a cientos de familiares de víctimas que perecieron en la matanza, estrechamente vigilada por el régimen.

Según señaló a Efe por teléfono, Zhang, madre de un estudiante de 19 años que fue asesinado por un militar la noche del 3 al 4 de junio de un balazo en la cabeza, conmemoró hoy el aniversario desde su casa, donde se encuentra bajo arresto domiciliario sin ningún motivo más que su lucha: que se haga justicia.

También le ocurre lo mismo a Hu Jia, uno de los más famosos activistas del país asiático, y quien participó con tan sólo 15 años en las manifestaciones.

Hu decidió ayer por la noche ayunar en recuerdo de los manifestantes que hicieron huelga de hambre en el 89, y encender algunas velas en su honor, según explicó hoy a Efe.

El año pasado, el disidente instó a que la gente se hiciera fotografías con camisetas negras en la plaza, motivo por el que posiblemente las autoridades hoy vetaron ese color de las prendas de empleados de medios de comunicación oficiales.

Hasta el más mínimo detalle es importante para el régimen, cuyo miedo es que las protestas que pusieron en peligro su continuidad vuelvan a repetirse.

"El Gobierno ahora se ha vuelto más sofisticado en términos de control y vigilancia, pero la sociedad también ha crecido en cuanto a conocimiento de sus derechos, de ira y quejas", considera Maya Wang, investigadora de Human Rights Watch en China, sobre la posibilidad de que un segundo "Tiananmen" vuelva a ocurrir.

Y subraya: "La presión está aumentando".