De "punto de inflexión" calificaron ayer las autoridades de Kiev el estado de la ofensiva que reactivaron el lunes contra los rebeldes prorrusos de la autoproclamada República Popular de Donetsk, en el sureste del país, un día después de que el oligarca Petro Poroshenko fuese proclamado nuevo presidente de Ucrania, y en medio de los reiterados llamamientos de la vecina Rusia al cese inmediato de las hostilidades.

El tono de la "operación antiterrorista" ha cambiado mucho en las últimas horas. Kiev se está empleando a fondo, con helicópteros y aviones de combate, en respuesta a la "mano dura" que el domingo exigió Poroshenko para con los insurrectos.

El resultado es de decenas de muertos -un centenar, la mayoría milicianos prorrusos, según algunas fuentes rebeldes-, aunque el Gobierno ucraniano sigue negándose a declarar el estado de emergencia, precisamente porque la ofensiva "ya ha alcanzado su punto de inflexión", según aseguró el viceprimer ministro, Vitali Yarema.

Además, cuatro observadores de la OSCE fueron detenidos el lunes por la noche por insurgentes prorrusos cerca de Donetsk, según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Estonia. Se trata de un estonio, un danés, un suizo y un turco. Y los insurgentes negaron cualquier relación con su secuestro y apuntaron a paramilitares leales a Kiev.

El número de bajas en los combates del lunes -localizados, como los habidos ayer, en el aeropuerto y la estación de tren de Donetsk- fue objeto de distintos cómputos. Los recuentos oscilaron entre los cuarenta muertos contabilizados por el alcalde de la ciudad, Alexander Lukianchenko, y los cien o, incluso, doscientos denunciados por distintas fuentes de los alzados.

El aeropuerto de Donetsk, donde se están registrando los enfrentamientos más encarnizados, fue recuperado ayer por las fuerzas gubernamentales tras bombardear el lunes a los milicianos que se concentraban en el recinto y sus inmediaciones.

En su empeño por expulsar a los insurgentes y retomar el control de las instalaciones aeroportuarias, las fuerzas leales a Kiev lanzaron un ataque aéreo en toda regla en el que tomaron parte cazas de combate y helicópteros.

En medio de esta escalada militar en el sureste rebelde, el Ministerio de Exteriores ucraniano entregó una nota de protesta en la embajada rusa en Kiev por la irrupción, en la madrugada de ayer, de una columna de vehículos con hombres armados procedente de Rusia, previamente denunciada por el Servicio Fronterizo de Ucrania, cuyos efectivos entraron en combate con los intrusos, que llevaban "kalashnikov, lanzagranadas y explosivos".