Argentina amaneció este jueves paralizada por la huelga general convocada por los sindicatos opositores al Gobierno de Cristina Fernández, un paro que el Ejecutivo considera "forzado" por la falta de transportes y la fuerte presencia de piquetes en todo el país.

Más de un millón de trabajadores, según las cifras facilitadas por la Confederación General del Trabajo (CGT), el principal sindicato convocante, se han adherido a la huelga, que se lleva a cabo contra el "ajuste, la inflación y la inseguridad", y que afecta, principalmente, a Buenos Aires y su área metropolitana.

En rueda de prensa, el jefe de Gabinete del Gobierno argentino, Jorge Capitanich, aseguró que los organizadores del paro "pretenden sitiar los grandes centros urbanos" con "un gran piquete nacional", en referencia a los 40 cortes y bloqueos de vías establecidos en todo el país.

"Esa es una metodología a la vieja usanza del medievo. En la Edad Media los señores feudales impedían el acceso a la población. No hay lugar para la barbarie ni para medidas que conspiran contra el libre ejercicio del derecho de huelga de los trabajadores", afirmó Capitanich.

El jefe de Gabinete aclaró que, sin embargo, "el derecho a huelga es un derecho consagrado en la Constitución y me parece completamente legítimo su uso", aunque, precisó, que "lo que no se puede hacer es impedir el libre ejercicio de ese derecho".

"Hay trabajadores que no están de acuerdo y no pueden concurrir a sus lugares de trabajo", aseveró.

Desde primera hora de la mañana, las vías de entrada a la capital están cortadas, principalmente el acceso por la autopista Panamericana, donde los enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes terminaron con dos personas heridas y un detenido.

Todas las líneas de tren están paralizadas, así como los autobuses de corta y larga distancia y el metro.

Tampoco despegaron hoy los vuelos de Aerolíneas Argentinas y Austral, ni los de la chilena LAN y otras compañías privadas que operan en los principales aeropuertos del país, según confirmó en declaraciones a una radio local el titular de la Asociación de Técnicos Aeronáuticos (APTA), Ricardo Cirielli.

Los principales puertos argentinos, como el de Rosario o el de Formosa permanecen si actividad al haberse adherido a la huelga el gremio de los portuarios.

En el resto del país, el paro afecta principalmente al transporte urbano, la recolección de basuras y las estaciones de servicio.

En algunas provincias, como las de Córdoba, Santa Fe (ambas en el centro) o San Juan (oeste) la imposibilidad de llegar a los lugares de trabajo repercutió también en la actividad en los colegios y en los centros sanitarios, muchos de los cuales sólo ofrecen servicios de guardia.

"El paro triunfó desde la hora cero", aseveró el sindicalista y diputado nacional Néstor Pitrola, quien destacó que "se abre una nueva etapa, que comenzó con las huelgas docentes y continúa con esta huelga que pide definir hacia dónde va el país".

La protesta, la segunda huelga general que afronta Cristina Fernández, ha sido convocada por el ala opositora de la Confederación General del Trabajo (CGT), encabezada por Hugo Moyano, que pasó de ser un férreo aliado del Gobierno a un acérrimo rival.

Entre las exigencias sindicales destacan subidas salariales por encima del 40 % y un aumento del salario exento del pago de Ganancias, un impuesto a la renta que pesa sobre los trabajadores que ganan más de 15.000 pesos mensuales (1.875 dólares) en Argentina.

La última huelga general convocada en Argentina, en noviembre de 2012, tuvo un gran seguimiento y paralizó gran parte del país.