La heroína anónima del horrible crimen de Londres es una antigua profesora de nombre Ingrid Loyau-Kennett. La mujer iba en autobús cuando vio lo ocurrido y se bajó a ayudar pensando que se trataba de un accidente de tráfico.

Sin embargo, pronto se dio cuenta de que aquello no era lo que parecía. En lugar de huir, Ingrid entabló una conversación con uno de los presuntos asesinos. "Vi que tenía un cuchillo de carnicero y las manos ensangrentadas. Me dijo que no me acercara", relató a la cadena ITV.

Loyau-Kennett, sin el menor atisbo de miedo, le preguntó por qué lo había hecho. "Es un soldado que ha matado a personas musulmanas", cuenta que le respondió.