La oposición rusa reanudó hoy las protestas antigubernamentales con un mitin en Moscú en el que pidió la liberación de los presos políticos y el fin de la represión, en vísperas del primer aniversario del retorno de Vladímir Putin al Kremlin.

"Se encuentran en la cárcel cuando son inocentes", aseguró Mijaíl Kasiánov, acérrimo crítico de la gestión de Putin, bajo el que ejerció el cargo de primer ministro (2000-2004), desde un improvisado escenario en la céntrica plaza Bolótnaya de Moscú.

Casi medio año después de la última gran manifestación antigubernamental en el marco de la mayor ola de protestas desde la caída de la URSS en 1991, cerca de 10.000 personas de acuerdo con la Policía -decenas de miles, según la oposición- salieron hoy a las calles de la capital rusa.

La escena se repitió en la segunda ciudad rusa, San Petersburgo; en la capital de los Urales, Yekaterimburgo, y en otros centros urbanos, aunque las cifras de participantes fueron mucho más modestas que hace un año.

En el mitin "Por la libertad", los líderes de la oposición extraparlamentaria demandaron la inmediata liberación de los detenidos y procesados por organizar y participar en los violentos enfrentamientos que estallaron hace un año en la misma plaza moscovita.

El 6 de mayo de 2012 un mitin que congregó a más de 100.000 personas desembocó en enfrentamientos entre manifestantes y efectivos antidisturbios, dejó una treintena de heridos y se saldó con la detención de más de medio millar de personas.

Para muchos, ese mitin supuso el principio del fin del masivo movimiento de protesta, que desde entonces -en parte debido a una retahíla de leyes que, según sus críticos, limitan la libertad de manifestación y expresión- no ha logrado recuperar su capacidad de convocatoria de antaño.

Al respecto, Kasiánov denunció hoy que fueron los efectivos de la policía quienes provocaron la violencia hace un año, al excederse entonces en el ejercicio de sus funciones y golpear a decenas de manifestantes sin motivo alguno.

Además, subrayó que lo ocurrido hace un año no puede ser definido como disturbios callejeros, según la legislación vigente, por lo que los cargos presentados contra los asistentes, dos de los cuales ya han sido condenados a 4,5 y 2,5 años de cárcel, son falsos.

"Libertad para los presos políticos", "Putin ladrón" o el opositor, Alexéi "Navalni, inocente", rezaban algunas de las pancartas que ondeaban los manifestantes, según las agencias locales.

Durante el mitin se hicieron llamamientos en favor de la iniciativa parlamentaria del Partido Comunista que ha pedido una amnistía para los presos, con ocasión del vigésimo aniversario de la Constitución rusa.

Entre los que intervinieron en la plaza estuvo Navalni, el popular bloguero anticorrupción y uno de los organizadores de las protestas contra el fraude electoral que es actualmente juzgado por el presunto robo de madera, lo que le podría suponer hasta 10 años de cárcel.

"Saldremos a la plaza las veces que haga falta. Tengo algo que perder, pero lucho por un nuevo futuro para mi familia y mis hijos", dijo.

Recientemente, Putin negó que existan presos políticos en Rusia y aseguró que la gente no es encarcelada por sus ideas, sino por alterar el orden público.

"No por ideas políticas (...), sino por violaciones de la ley", señaló, y aconsejó a la oposición extraparlamentaria legalizarse y buscar el apoyo popular a través de la formación de partidos políticos, pues, indicó, "una cosa es gritar y otra hacer propuestas positivas".

El líder liberal Serguéi Mitrojin opinó que el movimiento de protesta en su actual formato "está prácticamente muerto", ya que hay demasiadas corrientes, y acusó a los radicales de izquierda de ser culpables del fracaso al provocar a las autoridades.

"Hay que tomar la senda constitucional, participar en las elecciones locales, luchar por el poder, denunciar el fraude. Ese el el único camino viable para la oposición en Rusia", dijo a Efe, antes de participar en el mitin.

Los analistas mantienen que, pese a que las cifras de manifestantes se han reducido drásticamente, el ánimo de protesta entre la clase media rusa es muy alto, en gran medida debido a las controvertidas leyes adoptadas por Putin.

El acto, el primero de esta clase desde diciembre de 2012, estuvo a punto de cancelarse debido a la muerte accidental de uno de los operarios que montaban el escenario al caerle encima un altavoz.

Los manifestantes iniciaron el acto político con un minuto de silencio en honor del fallecido, que tenía 25 años.

Este martes llega a Rusia el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, quien se reunirá con Putin, y con representantes de la oposición y las ONG rusas para escuchar sus quejas sobre la reciente campaña oficial contra la sociedad civil.